lunes, 11 de marzo de 2013

Rituales académicos -según un mestre de capoeira...

Fotos: Alejandro Frigerio.  Mestre Cobra Mansa en Buenos Aires (2009)

Admiro a pocas personas en este mundo. El mestre Cobra Mansa es, sin duda, una de ellas.  Ya lo he dicho, y lo volveré a hacer, porque muchas personas que no estaban allí en aquel momento no lo tienen muy claro: fue responsable, junto con su profesor, el mestre Moraes, de la revalorización de la capoeira angola durante la decada de 1980. Mientras que los mestres antiguos del momento (João Pequeno, João Grande, Curió) mostraban la continuidad, ellos -por su juventud, dedicación y talento- mostraban la eficiencia de la capoeira angola. He visto a las grandes "fieras" de la capoeira regional de la época modificar -con casi ninguna excepción- sus movimientos hasta volverlos anodinos, confundidos por el jogo de los dos mestres angoleros -al que no estaban acostumbrados- y muy concientes de que al más mínimo descuido terminaban en el suelo de una rasteira. Cobrinha (como se lo conocía entonces) y Moraes jogaban y jugaban pero lo suyo era calculado, eficiente y letal. Y muy bello a los ojos, claro....
Ver a Cobrinha en esa epoca era como ver a Maradona jugando en el Nápoli:  hacía cosas que uno no podía entender de dónde salían pero cuya belleza conmovía hasta al observador más lego. No sólo entonces, claro. Como señalé en una entrada anterior a propósito de su venida a Buenos Aires en noviembre del 2009, en aquella oportunidad el mestre jogó dos horas y medias seguidas, con absolutamente todos los asistentes a la multitudinaria roda que siguió a su workshop y mostró que su magia (casi entrando en los cincuenta) seguía viva. Repito lo que dije en aquella oportunidad: "Como el buen vino, el Mestre Cobra Mansa mejora con los años y a su deslumbrante –y permanente- técnica angolera le suma dosis cada vez mayores de sabiduría y experiencia histórica".
El texto que sigue -y que tuvo la amabilidad de enviarme-  que describe los paralelos entre una defensa de tesis y una roda de capoeira, brinda una buena muestra de ello 
(Hay versiones en la web en portugués y francés, creo que esta es la primera en español. La traducción no es fácil, ya que todo el texto intercala, en un juego de palabras, términos de la academia y de la capoeira. Para que sea entendible por no expertos en la materia, intercalo explicaciones de ciertas palabras)


Mestres-doctores de capoeira
Por Mestre Cobra Mansa  (traducción Alejandro Frigerio)

Me invitaron para asistir a la defensa de una tesis de maestría en una universidad brasilera. Me dio curiosidad, claro, era la primera vez que participaría de la presentación de una tesis sobre capoeira. Me alegró que las personas del jurado fueran casi todas amigas y amigos míos de la capoeira -algun@s hasta habían sido mis alumn@s.
El inicio del ritual me hizo acordar un poco a una roda de capoeira. Toda la ceremonia parecía más un batizado (bautismo de capoeira) o un examen para mestre de capoeira, en los que habitualmente cada mestre invitado debe jogar (jugar capoeira) una vez con el/la candidato/a.
El primero a intervenir realizó un buen jogo, intentando explorar de varias maneras las aberturas (espacios no bien cubiertos) que encontraba de la candidata, y mostrar su conocimiento, quizás más bien para el público presente.
El mestre de la roda (el director académico de la candidata) observaba e intervenía en ocasiones en el jogo, a medida que la roda (la defensa) se desarrollaba, pero no podía interferir mucho ni el jogo de la candidata ni en el de los otros mestres (jurados), ya que todo lo que podía hacer -o no- por la alumna ya lo había hecho.


El segundo mestre doctor, que parecía algo joven y nuevo en la materia, comenzó enseguida un jogo muy duro, intentando de todas las maneras mostrar sus habilidades de mestre, y dejando bien claro para todos que su jogo sería mucho más exigente, pues creía que para ser mestre (obtener una maestría) un candidato/a debía tener determinadas cualidades y habilidades. En el medio del jogo  llamó a la candidata al pie del berimbau, cantó un corrido (canción breve de estrofas cortas que invoca un coro), y comenzó un jogo de dentro, (mañoso, complicado) explorando todo lo que la candidata sabía y no sabía, pero que sin querer había escrito. Después, se le fue encima con ataques duros, sin darle tiempo de respirar a la pobre. Entonces abrió un poco el jogo  para que la candidata se soltara. La joven, pensando que ya estaba finalizando el jogo, intentó  mostrar sus habilidades. Era justo lo que él quería. Le hizo entonces una rasteira  (movimiento desequilibrante) y una cabeçada fatal que la tiró al piso, lo que dejó a algunas personas del público algo irritadas, pues creíamos que no era necesaria tanta inquina ya que la candidata era apenas una novata en este jogo de mestre o de la maestría. Al final, como un buen mestre y capoeirista, le dio la mano y salió del jogo  educadamente, dando entonces lugar a la mestra por la que la candidata tenía un cariño especial, ya que había llegado a entrenar con ella. Pero la sorpresa vino en medio del jogo, cuando en un movimiento malicioso, usando los contraataques que ella misma le había enseñado a realizar -pero de los cuales no le indicó cómo salir- la contraatacó sin piedad. Entonces pensé: "la mestra decidió dejar la enseñanza final para el momento de la roda ". Ya decía mestre Pastinha: "el mestre reserva secretos, pero no niega una explicación".


En el final del jogo, la candidata, para mostrar que sabía un poco más de lo que había jogado, habló de su experiencia y humildemente mostró que todavía tenía mucho para aprender, y que le gustaría un día también ser mestra/doctora, lo que dejó a los otros mestres y al público en general bien más felices....
Mientras yo, en mi rincón de mestre, observaba todo.  Por un instante tuve un dejá vu: en la década de 1930 los alumnos universitarios de mestre Bimba influyeron en la capoeira introduciendo elementos académicos como el ritual de formación, el bautizado, el paraninfo y hasta crearon nombres de movimientos como meia lua de compasso, cambiando la forma de ver y pensar de la capoeira. Casi todos los alumnos de mestre Bimba eran doctores que en la  capoeira no pasaban de meros principiantes. Por algunos instantes no tuve muy claro si estaba en una universidad o en una roda de capoeira. Al igual que en una roda, los doctores presentes usaban términos propios de la capoeira y los capoeiristas, y yo me sorprendía con cada diálogo. Eran comunes frases como "no entendí su llamada" (chamada). Otro doctor dijo "estaba esperando un jogo más duro". "Hiciste una chamada y me quedé esperando para ver cómo ibas a salir de ella".
Pensé para mis adentros: los "capoeiristas doctores" o los "doctores capoeiristas" están cambiando la forma de pensar de la universidad. Me convencí de que la capoeira, no importa dónde esté, llevará consigo, en su interior más íntimo, su forma de ser y de pensar en la roda de la vida. La roda de la capoeira sin duda es parte de la roda de la vida.


Salí de alli feliz por haber participado de una defensa de tesis de maestría en capoeira, siendo que la ahora Maestra sueña con ser mestre  de capoeira, aunque ya tiene una maestría, y los doctores que ya hicieron su maestría todavía son alumnos de capoeira. Recordé la frase ya tan famosa en la capoeira: "Sou discípulo que aprendo, sou mestre que dou lição" (soy discípulo que aprendo, soy mestre que doy una lección), o ahora, mejor "soy discípulo que aprendo que a un doctor le voy a dar una lección!". 
No estudié para ser soldado, ni tampoco para ser doctor, aprendí la capoeira para pegarle al inspector (policía).