lunes, 21 de mayo de 2012

Viaje

 Estimad@s:  Probablemente no haya entradas por unos 15 dias -salvo que algo me entusiasme mucho- por motivos de viaje.



domingo, 20 de mayo de 2012

Perdidos en las tribus


Ya me preocupa un poco (bastante) el estado de carencia civil que reflejan los comentarios positivos de varios amigos, o personas que aprecio y respeto sobre las deslucidas palabras pronunciadas por Cristina en Angola respecto de la “población de origen afro” de nuestro país.
Menem dijo algo así como “en Argentina no hay negros” –de nuevo,  estoy por salir de viaje mañana y escribo más atolondrado que lo usual. Pues bien, lo que Cristina básicamente dijo fue: “en Argentina hubo (muchos) negros” -pero de ninguna manera reconocíó la existencia actual de afrodescendientes.  Esto debe quedar claro. En ningún momento dijo “en Argentina hay negros” (afrodescendientes, afroargentinos, personas negras, etc.).
Que el entusiasmo por su carisma, sus capacidades dancísticas y el hecho de que la presidenta haya pronunciado la palabra “negros” en alguna oración junto con la palabra “Argentina” no nos haga creer otra cosa. Prácticamente dio por finalizada la esclavitud en 1813 –siguiendo el mito escolar- y citó un censo de 1778. Ni siquiera llegó al 30 % de la población de 1810, o  la presencia candombera en la epoca de Rosas –o sea, aún por los mitos usuales, se quedó corta. La referencia más contemporánea fue a las murgas, no al candombe.
Básicamente, nada en el discurso de Cristina hace pensar que actualmente hayan argentinos que puedan compartir una ascendencia con aquellos a quienes les hablaba.
Según lo que dijo, los negros estuvieron en el pasado argentino. Esto en un gobierno que en 2010 incluyó una pregunta sobre afrodescendencia en el censo nacional.  Mal redactada, pero la incluyó. ¿Se enteró de ello nuestra presidenta?
Dije y repito: hay organismos del Estado argentino que han hecho un acercamiento a los afrodescendientes. Si el tema interesara mínimamente al gobierno o a estos organismos, deberían haber redactado una carilla con un discursito mínimo que efectivamente, incluyera a la población afrodescendiente local actual y que revelara la voluntad de una relación realmente horizontal entre dos países “del sur”. Una presencia física, como dije, hubiera sido realmente relevante.
Escuché que la presidenta expresaba su deseo de “que estudiantes angoleños puedan venir a estudiar en Argentina”. Muy bien!. ¿Pero si se hubiera tratado de un país europeo, la frase no habría sido acompañada por un deseo de reciprocidad?
Condenamos el hecho de que por un programa televisivo tres familias argentinas vayan a adaptarse a las pautas culturales de tres “tribus” (dos africanas) pero sin embargo aplaudimos entusiastamente cuando nuestra presidenta prácticamente pretende “civilizar” a los angoleños, -quienes, según el discurso de nuestro gobierno, parecen carecer de cualquier conocimiento práctico-. Nos parecen ridículos los esfuerzos de estas familias de clase media por interactuar con sus anfitriones, pero aplaudimos los pasitos de baile y los exagerados abrazos presidenciales con las mujeres de Angola. ¿Por qué una relación que intenta ser horizontal o de aprendizaje con Otros es condenada en un caso, y otra de eminente superioridad es festejada en otro?  Enigmas del carisma, supongo…
Sugiero que dejemos de contentarnos con apenas pequeñas retórica alusivas, eventitos episódicos, presencias de compromiso de funcionarios demagógicos que buscan el aplauso en reuniones, plaquetitas que probablemente sean robadas antes de que se oxiden y puestitos –rentados o no… Todo esto puede haber llamado la atención en un comienzo, cuando eran una novedad. Pero lo que hace falta ahora son políticas públicas reales y continuadas, así como el reconocimiento en todos los niveles estatales, no de la manera espasmódica,  circunscripta y acotadamente simbólica en que se da actualmente. Real reconocimiento, real presencia, real retribución, real ciudadanía… ¿Es mucho pedir?
(Confieso que hago mis apreciaciones a la luz de la experiencia afro-brasilera, colombiana y uruguaya –y por mas que numéricamente no sea la misma situación, las aspiraciones no tienen por qué ser muy diferentes. Aspirar a menos por una cantidad poblacional seguramente menor a la de esos países es acostumbrarse a ser ciudadanos de segunda, lo que puede parecer mejor que no ser considerado ciudadano, pero es bastante menos que efectivamente serlo.
Y reitero, puedo ser injusto en mi evaluación del bailecito..)

Ver entrada anterior en este blog, y, sobre las declaraciones de Cristina:
http://www.telam.com.ar/nota/25603/
pero sobre todo, el video que subo en otra entrada (de hoy) del discurso presidencial en Angola.

Discurso de Cristina en Angola -video



Gracias a Darío La Vega, pude escuchar -y adjunto- el discurso completo de Cristina en Angola.
Queda claro que todas las referencias a la "población afro" son del pasado -varias, como dije, no del todo correctas- y no superan la mitología habitual.
Hay una referencia más extensa e interesante sobre las murgas -minuto 8 en adelante- que me permite entender mejor el entusiasmo del master Ariel Prat.
Entremezclada, hay una mención al candombe que también, proviniendo de un presidente argentino, no debe ser desdeñada -cualquiera sea el género musical que ella denomine con esa palabra. 
Mejora un poco mi impresión general del discurso, aunque de todas maneras, alguien debe señalar que una (muy) buena proporción del vaso sigue estando vacío...  :)

viernes, 18 de mayo de 2012

Cristina y nuestras raíces afro (2)

Foto: TELAM

La foto no tiene desperdicio. Estoy por viajar, asique sólo unas reflexiones apuradas -aún más que de costumbre.
Varias personas a las cuales respeto y quiero mucho expresaron su satisfacción por las referencias de nuestra presidenta a las raíces afro de la cultura local. 
Personalmente, claro que prefiero que haya dicho algo a que no. 
Lo expresado me parece, sin embargo, escaso  y superficial (supera en algo -y tenés razón Darío- la cantilena de las escuelas) pero no creo que llegue a reflejar lo que se debería haber preparado -por el INADI por ejemplo- para la ocasión.
Se están lanzando claramente "a la conquista" de Angola. ¿No podría el INADI, a través de su Foro de Afrodescendientes, haber preparado alguna información más actualizada? ¿No podría el Consejo Consultivo de la Cancilleria Argentina, que tiene una Comision de Afrodescendientes y Africanos/as, haberle elaborado un texto o un breve dossier? No debería haber viajado -entre tanto empresario- algun/os afroargentino/as para mostrar las raíces africanas reales de la Argentina?
¿No hubiera sido importante y apropiado mostrar las raíces africanas (probablemente congo-angolanas) de muchas de nuestras manifestaciones culturales?
El problema es que ya dejamos de esperar políticas de Estado reales, y cualquier referencia discursiva nos deja contentos.
Tenemos funcionarios y algunos organismos gubernamentales que le brindan una participación pequeña y simbólica a los afrodescendientes para cumplir con los requerimientos internacionales de "buenas prácticas" hacia las minorías, pero sigue sin haber una política de Estado que los reconozca y asista.
¿Entre tanto verso tercermundista, no hubiera sido adecuado establecer una conexión real, a través de la presencia, manifestación y visibilización de los lazos reales (genéticos, biológicos, culturales) que nos ligan a Angola? ¿Mostrar cuánto de Africa hay en la Argentina actual? 
Claro que para esto es necesario reformular la concepción de sentido común que tenemos de nuestros posibles lazos con Angola (un mero "vamos a venderles cosas a los africanos"). 
En vez, tenemos un bailecito y una foto que muestra una familiaridad paternalista sorprendente (quizás permitida porque se está tratando con un Otro exotizado, cuando no infantilizado, una larga tradición argentina). (y puedo ser injusto con esta última afirmación)
(En fin, apurado, descontento y exagerado, como siempre....)

Cristina y nuestras raíces afro

Cuánto se podría hacer si se tomaran las cosas en serio!



TELAM-18 de Mayo - 12:58hs
En Angola, Cristina destacó la importancia de las raíces afro en la cultura rioplatense
La Presidenta Cristina Fernández de Kirchner destacó hoy en Angola, junto a las autoridades de ese país, la importancia de las raíces de la cultura afro en las manifestaciones culturales rioplatenses.

En un almuerzo ofrecido por el presidente de Angola, José Eduardo Dos Santos, la mandataria argentina hizo un discurso distendido, en el que repasó episodios históricos que muestran la vinculación de la población de origen afro con la historia argentina, y en el que hasta se animó a bailar unos pasos de candombe.
En ese marco, dijo que "también en las guerras modernas, los de los países emergentes van adelante y los desarrollados van atrás", y sostuvo que "es hora que la delantera no la den únicamente para combatir sino también para la economía y las decisiones políticas; y en eso estamos los países emergentes".
En su alocución, Fernández de Kirchner remarcó que los pobladores de origen afro "participaron de las luchas por la independencia de nuestras colonias" y recordó que eran "el frente la vanguardia en todos los batallones de la guerra por la independencia, y eran los que más morían".
"Quiero brindar por todo lo que hemos hablado en materia de cooperación, colaboración económica y asociación, pero también quiero brindar porque ambos pueblos sigamos conservando la alegría de la vida, del compartir, la solidaridad, el bailar, el saber que estamos vivos y que podemos ser mejores, lo que nos va a permitir crecer como sociedades y como nación", expresó la jefa de Estado.
Destacó asimismo que Argentina tiene el "orgullo de ser el primer país americano en abolir la esclavitud en la asamblea del año 1813" y remarcó que actualmente el país es "abanderado en el mundo entero en materia de defensa irrestricta de los derechos humanos".
En tanto, mencionó que un censo de 1778 indicaba que el 50 por ciento de la población de la ciudad de Buenos Aires era negra, y también recordó que era de origen africano la madre del sargento Juan Bautista Cabral, así como Antonio Ruiz Falucho, un soldado negro que "entregó su vida a los españoles envuelto en una bandera del Ejército de los Andes".
Por último, agradeció la bienvenida musical que le hicieron esta mañana mujeres angoleñas, bailando al compás del candombe, y señaló que "las murgas tan típicas de la ciudad de Buenos Aires reconocen un origen en sus tamboriles, movimientos y danzas, de clara pertenencia afro".
"Nunca me habían dado una bienvenida tan alegre como esa", dijo la Presidenta.

Agradezco a Darío La Vega

Nuestra presidenta en Angola



Participando de la cultural local...
Unas clases de candombe, allí...


(En realidad, mirando un segundo video, más largo, que aparece en el website de La Nación, se puede apreciar que está imitando, de manera no exenta de gracia, el baile de las angolanas)
Ver:
http://www.lanacion.com.ar/1474360-el-baile-de-cristina-en-angola
Danza afro, una nueva materia para el curriculum de nuestros diplomáticos/as?


Fuente del video: http://www.youtube.com/watch?v=EAQwfwupKmc

martes, 15 de mayo de 2012

Discriminación en la escuela -guías del INADI

Se encuentran disponibles online las guías sobre prevención de prácticas discriminatorias en la escuela, preparadas por el INADI para niñ@ y docentes .


Se baja de:



Download de:
http://inadi.gob.ar/wp-content/uploads/2012/05/GUIA-DOCENTE_c-cambio_IMPRENTA-FINAL.pdf

lunes, 14 de mayo de 2012

Percusión: Diez años de Choque

No suelo comentar o subir notas de "grupos de escenario" de percusión. No soy músico ni musicólogo y me interesan más los aspectos sociológicos de la movida callejera, menos profesionalizada. Tampoco siento que sea necesario porque varios de ellos ya tienen acceso a los principales medios de comunicación. 
Alguna vez me he interrogado -sin poder responderme- acerca del por qué del éxito masivo de La Bomba de Tiempo. Quizás la misma inquietud valga para El Choque Urbano. No es que estos grupos no se merezcan todo el éxito que tienen -aunque a veces me gustan mas y otras menos- sino que la pregunta sigue siendo "por qué estos y no otros?". O por qué no también otros? 
La propuesta de ambas agrupaciones, sin embargo, es tan diferente que quizás ni siquiera valga la pena colocarlos como sujetos del mismo interrogante.

Imagen de la página web del grupo

El Choque Urbano cumple diez años de existencia, y los celebra con tres recitales en el ND Ateneo. 
Página 12 de ayer le dedica una nota de casi dos páginas, que resulta interesante porque sus integrantes cuentan los comienzos del grupo -allá por los 80s, cuando la actual movida percusiva callejera local comenzaba a levantar vuelo- y cómo pudieron llegar a tener una propuesta diferenciada de la de otros grupos extranjeros similares.
La nota principal en:
Dos recuadros adicionales en:

Foto Página 12

sábado, 12 de mayo de 2012

Blues: El eterno retorno -según Ñ


La revista Ñ del Clarín de hoy trae un dossier sobre el Blues -acompañando la salida del primer CD de su colección "Grandes Maestros del Blues".
El dossier, que quizás esté online más adelante (ver dire abajo) trae las siguientes notas:

Especial de blues
Una música, muchas músicas -por Jorge Fondebrider
El blues es una forma musical de origen afroamericano que se desarrolló en los Estados Unidos pero que se hizo popular en todo el mundo. A través del tiempo, surgieron múltiples estilos de blues. Algunos permitieron, a su vez, la aparición de otras músicas que, cuando las circunstancias así lo requirieron, volvieron a buscar en el blues algún elemento que les insuflara nueva vida y, por qué no, una justificación y un abolengo. 

La verdad detrás de una leyenda
El legendario Robert Jonson -por Jonio Gonzalez
Para la anécdota, es el bluesman que firmó un pacto con el diablo. Sin embargo, los músicos y el público saben que, aunque muerto joven, fue uno de los mayores compositores del género.

Una referente obligada
Ma Rainey, la madre del blues -por Fernando Goin
Uno de los mejores músicos argentinos de folk y de blues, gran pedagogo y, probablemente, el mayor especialista local en el género, recorre la trayectoria de una de las voces pioneras.

Mississippi Delta Blues
Charlie Patton y su descubridor -por Fernando Goin
La historia del guitarrista analfabeto, de temperamento violento y provocativo, que el empeño de un empresario y de los coleccionistas rescataron del olvido.

Una variante urbana y radical
Chicago: donde el blues se hizo eléctrico -por Nicolás Toledo
La historia del blues eléctrico de Chicago implica una traslación de un lenguaje musical intrínsecamente rico y complejo a un estándar tecnológico, que culminó convirtiéndose en marca de fábrica de una ciudad.


El blues blanco en Gran Bretaña
Cómo y cuándo fue inglés -por Alfredo Rosso
A principios de la década del sesenta, la intensidad y el fervor del blues habían echado raíces Gran en Bretaña, un destino insospechado que ayudó a que los jóvenes de todo el mundo redescubrieran el género. Esta es la crónica.

Para tener en cuenta
Acústico y alrededores -por Jorge Fondebrider
Más allá de la historia legendaria y de los grandes héroes del pasado, existe un mundo que incluye a los grandes artistas del blues acústico del presente.

Una relectura por otros medios
 El blues en el jazz: una constante -por Carlos Sampayo
Desde los orígenes mismos del género, el blues ha sido una presencia permanente en el jazz, acudiendo en su ayuda cada vez que se ha llegado a un atolladero. Ahora bien, ¿qué blues?

El blues como tema del cine
Imagen de un género musical -por Javier Porta Fouz
Acaso con menor frecuencia que el jazz, el blues ha llegado en numerosas oportunidades a la pantalla. A continuación, un somero repaso de esas películas.


Fuente: http://www.revistaenie.clarin.com/Esta_Semana_en_la_Revista_N_0_698330394.html

jueves, 10 de mayo de 2012

Mujeres afroargentinas -Video del INADI




Este video tiene unos meses, pero recién lo veo. Lo hicieron a raíz de un encuentro organizado por el INADI para celebrar el "Día de la Mujer Afrodescendiente" -del cual participé como uno de l@s disertantes.
Suelo ser bastante crítico de muchas de las actividades del INADI -por la importancia que tiene este organismo creo que hay que exigirle mucho- pero este video me sorprendió gratamente (hubiera reemplazado un par de fotos, pero bueno...).
Quizás hacia el final minimiza lo muuuucho que hay por hacer, pero uno tiene derecho al optimismo también. 
Celebro, sobre todo, la presencia protagónica de varias de las mujeres afroargentinas que están luchando por sus derechos y la bella banda de sonido.

Agradezco a Berenice Corti

miércoles, 9 de mayo de 2012

¡¿Messi es racista ?!

Una nota en Clarín relata cómo un jugador negro holandés (allá no usan la palabra afrodescendiente) criticó/denunció a Messi por llamarlo "negro".
Según el diario, Royston Drenthe contó que 
"cada vez que ambos se enfrentaron Messi lo llamó "negro". "Jugué muchas veces contra Messi y entre nosotros siempre hubo problemas. ¿Sabes qué era lo que más me molestaba? que siempre me llamaba 'negro'", dijo a la revista 'NUsport'.
"Cuando jugaba en el Hércules tuve un pequeño altercado con él. Messi me dio la mano en el encuentro y volvió a decirme unas cuantas veces: 'hola negro'". "


Es claro que en casi cualquier lugar del mundo, esa sería un actitud condenable y, por lo general, mayormente evitada.
Lo interesante del caso argentino es que dependiendo del contexto e inclusive el tono de voz utilizado por Messi, podría ser un acto de desprecio, de reconocimiento amistoso o hasta de cariño.
No voy a caer en la cantinela de que por eso "no somos racistas". lo somos y podemos serlo, y bastante -o más.
Pero es preciso intentar entender la manera en que una u otra actitud se manifiesta en las interacciones cotidianas.
1- es claro que si uno dice negro con bronca y casi añadiendo (de m...) es una actitud racista.
2- si, como comúnmente se hace, se lo utiliza reemplazando el nombre de la persona, o señalando por el seudónimo que el color es el principal atributo de la persona, la intención puede no ser concientemente racista pero sin duda que el resultado es reprobable porque no está bien que una característica física se imponga como la definidora de la persona. 
Este es el uso más generalizado y contra el que hay que advertir, porque por su intención de "no ser ofensivo" es frecuente, y termina encerrando a la persona en un casillero fenotípico del que no puede salir -y del que tarde o temprano se desprenden también cualidades morales, intelectuales, emocionales. Siempre y en todos lados será  "un negro" y en cualquier momento, fácilmente puede pasar a ser "un negro de m..."
3- si uno es muy amigo de la persona, a veces usa "negro" independientemente del color  de piel que uno crea que tiene. Sabemos que en Buenos Aires se usa "negro" al saludar a seres queridos como se podría utilizar "flaco", "maestro", "papá", "tigre" o la palabra, que en ese grupo social, denote una relación bastante estrecha. O sea, uno puede usar un término racial sin intención de que lo sea, pero aplicada a una persona considerada socialmente negra puede ser percibido por esta persona -o no- como un término paternalista, denigrante o racista.


Los 200 comentarios de lectores que siguen a la nota de Clarín y los 110 de la de Infobae, dan, como siempre, un interesante panorama de cómo los argentinos valoramos una u otra manera de dirigirnos a una persona, y el valor que le asignamos a las personas que construímos como fenotípicamente diferentes.

Las notas en: 

lunes, 7 de mayo de 2012

Umbanda: "Misterios revelados" -según América Noticias

El domingo América Noticias pasó un informe sobre los "misterios de la umbanda". Aunque no creo que la nota haya sido mala, el encuadre inicial de completo extrañamiento ("es algo misterioso a revelar", "muy secreto", etc.) respecto de la religión hace que sea muy difícil que luego su desarrollo permita superarlo. El periodista debía haber sido más respetuoso respecto de cómo se movía en una ceremonia religiosa, y podría/debería haberse informado un poco más antes. 
Crear una sensación de misterio sobre algo que se puede presenciar sin problemas en cualquiera de los numerosos templos del Gran Buenos Aires contribuye también a darle un aire algo amarillista a la nota. 
La gente de religión debería, en estos casos, estar extra-preparada para explicar sus creencias de manera que quien sabe poco al respecto pueda entenderlas -para esto no ayuda usar los propios términos de la religión (elevando, irradiando) sino que se deben buscar palabras comunes.
Medios: no puedes vivir con ellos, no puedes vivir sin ellos....





Las imágenes son de la nota de hoy del diario La Capital, que se hizo eco del informe de América Noticias.

viernes, 4 de mayo de 2012

Visibilización de los afroargentinos (2)

Celebrando la aparición de la segunda edición del libro "Literatura oral y escrita afroargentina" recopilada por el Lic. Pablo Cirio -originalmente editado por el INADI (2007), y ahora por una editorial alemana- transcribo un bello poema de autoría afroargentina que aparece en la página 50 de la primera versión.

(facsímil de las págs. 50 y 51)
En otras entradas de este blog ya anoticiamos de la presentación del libro "Los claroscuros del mestizaje" de la historiadora Florencia Guzmán. Como uno de los mejores libros sobre la temática, tiene derecho a varias presentaciones (hasta ahora, en Catamarca, en Buenos Aires en el Museo Histórico Nacional, y ahora en la Feria del Libro). Referencia inevitable..


Diario El Esquiú (Catamarca), jueves 3 de mayo de 2012
Los claroscuros del mestizaje
El libro de Florencia Guzmán que refleja la historia de negros, indios y castas en la Catamarca colonial

Florencia Guzmán, es una historiadora catamarqueña residente en Buenos Aires, que el viernes pasado presentó su libro "Los claroscuros del mestizaje", en el stand que tiene Catamarca en la 38º Feria Internacional del Libro.
El licenciado en letras Daniel Antoniotti perteneciente a la Academia Porteña del Lunfardo escribió una reseña sobre el libro.
Los claroscuros del mestizaje es una gran obra de Historia, escrita así, con “H” mayúscula, como corresponde cuando nos referimos a una disciplina científica, pero, del mismo modo, está constituida por pequeñas historias enhebradas que sostienen la consistente propuesta teórica de su versada autora al explorar diversas cuestiones del sistema social y económico de la Catamarca colonial.

Y a lo mejor y prejuiciosamente, utilizo la expresión pequeñas porque los personajes de esas pequeñas historias pertenecen a los sectores subalternos, como lo expresa Florencia Guzmán en su pulcra terminología académica. Otros dirían marginales, un adjetivo un poco gastado, otros, coloquialmente, el último orejón del tarro. Esto es así porque en Los claroscuros se reflejan las voces de los esclavos, y las de indios de encomienda, negros, mulatos, mestizos, zambos, pardos, y hasta de españoles sin “don”.

De ellos sabíamos por la mención de “los otros”, los que los traducían, los que los interpretaban, pero la autora –también una intérprete, es cierto- se esmera en rescatar sus voces de los archivos, de los expedientes judiciales, que también son mediaciones, no me llamo a engaño ni a idealizaciones. Sin embargo, el modo en el que llegamos a saber de esta gente sometida es, me parece, el más cercano que se puede lograr. Y en este punto, por un lado, corresponde destacar el mérito intelectual de Florencia Guzmán, sobre el que ya se expidió un jurado de doctorado de la Universidad de La Plata al aprobar con la nota máxima una tesis en la que se abordaba el tema de este libro; pero también, por otro lado, emerge el sentimiento de la investigadora que 200 o 250 años después de los acontecimientos sociales que se describen se acerca a esa misma Catamarca, en la que nació, vivió y a la que ahora regresa permanentemente.
Y creo que hay un alto índice de posibilidades de que en sus vueltas al pago, estando en esa geografía, se cruce, en las calles, en los caminos, en los senderos serranos, con los descendientes de los actores sociales que protagonizan sus pequeñas historias. Actores sociales, como la esclava Pascuala, de los que no se conoce un cuidado árbol genealógico que pueda acreditar fehacientemente ascendencia y descendencia, aunque por mérito de la investigadora podemos conocer aspectos cruciales de su vida, análogos, en buena medida, a las vidas de otros hombres y mujeres de su misma condición.
Si analizáramos oración por oración este texto nos encontraríamos, como corresponde, con una obra que puede subsumirse en la tipología clásica de la escritura científica, para ser más preciso en la de las ciencias sociales, aunque en la medida en la que se progresa en la lectura, el todo nos va indicando la pasión de la autora. Pasión, entre otras cosas porque, de los muchos soportes investigativos en los que se abreva, aquí se hace valer la obra de su padre, el historiador catamarqueño Gaspar Guzmán, embrión indiscutible de su vocación histórica. Es decir que a pesar de atenerse a la normativa del texto científico, al lector lo va rodeando una atmósfera afectiva intensa y profunda.
Dentro del campo de las ciencias sociales, Los claroscuros… se clasifica, sin discusión, dentro de los parámetros del discurso histórico, con remisiones a la antropología y a la etnografía, sin dejar de lado la relativamente novedosa disciplina de los “estudios de género”. Eso está muy claro. Pero este libro, como ya lo adelanté, puede ser atravesado por el meridiano de la teoría literaria, más concretamente, por las concepciones propias del análisis del relato. Desde una visión muy tradicional porque encontramos con un planteo, un nudo y un desenlace. Y no porque estemos ante una novela histórica ni ante historia novelada, sino porque se presenta una gran saga cuyos personajes principales son estos individuos de sectores postergados en aquella Catamarca del siglo XVIII: esclavos, indios, mestizos, mulatos.
En ese sentido, se puede hablar de un gran relato coral, conforme el vocabulario al uso de la crítica literaria y también cinematográfica. Coral porque como en los coros no hay un solista, sino que se encuentran muchas voces. Por supuesto que, como en los coros, se necesita de una batuta muy diestra y rigurosa para que el producto final no desentone, no sea desordenado. Esa batuta organizadora, en este caso, ha sido la de la doctora Guzmán.



Esta gran Historia, atravesada por pequeñas historias recolectadas en archivos, es fruto de una laboriosa investigación efectuada en expedientes judiciales coloniales, en registros parroquiales, en cartas de época. Ahí, tímidamente, aparece la voz del esclavo, la voz del sometido, diciendo lo suyo, respondiendo, y esto Guzmán lo subraya enfáticamente, a una estrategia. Estos actores sociales trataban de remediar su posición de extrema debilidad en la pirámide social con estrategias, tal vez modestas, pero algunas veces, al menos, eficaces.

Los modernos estudios sobre procesos de transculturación destacan que cuando se cruzan la cultura del poderoso y la del débil, no necesariamente se provoca la desaparición del más frágil, sino que hasta en la peor situación de dominio, se produce una negociación y en este libro se aprecia que es eso lo que hacen los sometidos a través de planes estratégicamente delineados, tal vez con más voluntad que intelecto.
En el modo de encarar la escritura de Los claroscuros del mestizaje se transparenta un aparato retórico argumentativo sólido, apoyado en un cotejo bibliográfico y documental apabullante, cuadros, estadísticas, comparaciones, en fin, la historiadora profesional que es Florencia Guzmán, en pleno. Y parte de su argumentación, como vengo destacando, la hallamos en los ejemplos, constituidos por las pequeñas historias ya aludidas, que resultan de particular elocuencia para convencer al lector respecto de estas estrategias negociadoras que desplegaba el débil frente al poder.
Así nos encontramos con una fuga romántica, con una vuelta de tuerca de culebrón. Es el caso de la esclava Cornelia que se quiere casar con Ramón. El párroco de Aguinán no los casa por “su notoria desigualdad y disenso de los padres”. Entonces se van a La Rioja donde otro cura los casa, pero al clérigo le llegan noticias del impedimento y declara nulo el acto. Los amantes insisten. Van a ver a una autoridad civil, el Visitador Pedro Bazán, que termina convalidando el matrimonio y ordena al cura de Belén, en Catamarca, que “los tenga por casados y no los moleste”.
De aquel expediente de 1796 nos queda la voz trana de Ramón: ”atendiendo, asimismo, que ya ando huyendo con mi mujer de monte en monte por huir de que me prendan como usted lo ha verificado, pues ahora la he traído en mis ancas y la he entregado a su juzgado… para que sirva revalidar nuestro matrimonio”. La imaginación puede volar en el tiempo para ver a los dos enamorados jineteando un caballo para que en alguna parte se les legalice su relación.
El cura de Anguinán no acepta la decisión de la justicia civil, por lo que eleva la causa ante el obispo, quien finalmente determinó la nulidad del matrimonio, pero, a la vez ordena consagrar uno nuevo. El proceso le costó a la pareja ocho pesos por derecho de matrimonio, más siete por la presentación ante el obispado de Córdoba.
Otra pequeña historia es la de la ya nombrada Pascuala, esclava que lucha por recuperar a su hija arrebatada a pocos días de nacer. Y esta lucha le va a llevar más de diez años. A Pascuala su amo le había otorgado la libertad junto a sus dos hijos. Pero estaba embarazada de Francisca que nació después de fallecido el patrón, por lo que los familiares de éste entendieron que a esa beba no le correspondía la liberación. La esclava y su marido fatigaron tribunales de Catamarca, Tucumán y Buenos Aires. Cuando la niña ya tenía diez años y estaba al servicio de un sacerdote en Catamarca, la recuperaron.
También se aprecian las estrategias para el ascenso social en el comportamiento de Ignacio Rojo, el enriquecido nieto de una esclava que se quiere casar con la linajuda –pero venida a menos- María Juana Córdoba. Aquí se aplica una pauta clásica de la movilidad social, cuando el que ostenta blasones, pero perdió el oro, se cruza con el próspero advenedizo, mediando concesiones recíprocas. María Juana acepta casarse si Ignacio le regala “una esclava, doce sillas y una caja para guardar ropa”. El matrimonio, transacción mediante, resulta funcional para ambos.
Cuando muere Ignacio, se genera un conflicto entre su mujer y dos hijos naturales del hombre, por la posesión de la esclava. ¿Son bienes gananciales los esclavos? Más allá de la resolución que tuvo la disputa sucesoria, lo que se patentiza aquí es la tensa situación que vivían los esclavos ante la muerte de sus amos, pues la incertidumbre sobre su destino generaba una enorme preocupación.

Guzmán relata casos en los que la liberación de esclavos era cuestionada por algún heredero y en el proceso judicial se imponía el esclavo.

Este rosario de episodios litigiosos, que he glosado muy sucintamente, sirven para la demostración, para la reflexión, para la interpretación. Surge a las claras, como se apunta sagazmente en la contratapa del libro, una sociedad dinámica, para nada fosilizada o inmóvil, alejada del estereotipo prejuicioso que gravita sobre el imaginario de los tiempos coloniales. Con gente sometida, sí, pero conciente de pequeños resquicios, de grietas, por los que mediando inteligencia y tenacidad, a veces, podía ganar derechos.
Sin duda que esta posibilidad de aumentar en respeto y consideración social no es ajena a la prosperidad relativa de la zona en el siglo XVIII. El final de la obra muestra la decadencia de este sistema socioeconómico ya fines del virreinato por la apertura comercial de puerto de Buenos Aires. Así la autora pasa revista a lo que significó para la región el comercio inglés y las crisis del algodón y del aguardiente.
Resulta evidente que allí comenzará otra historia para Catamarca. Pero la Historia de este período y las historias de esta gente merecían ser contadas. Y nadie mejor que Florencia Guzmán para hacerlo.

miércoles, 2 de mayo de 2012

La pasión de Jorginho Gularte

Me enteré de esta nota gracias al blog de la comparsa Nigeria, de Montevideo. No soy un asiduo lector de El País (Uruguay) pero dudo que haya sacado muchas notas de esta extensión y profundidad sobre un músico de candombe -si es que así se puede denominar a Jorginho Gularte. Ya que digan que es al candombe lo que Piazzolla al tango es una impresionante carta de presentación. Y aún más si la próxima comparación es con Santana.


(por Daniel Morena)
" (...) La frontera. Alguien dijo que Jorginho es al candombe lo que Piazzolla al tango. Y desde la mira que propone categorizaciones de nuevo cuño para clasificar su música, la analogía es legítima. Para hacer aprensible teóricamente a Piazzolla hubo que inventar o añadir categorías musicales a las existentes, cuando con su obra traspasó el esquema binario de música popular/música culta -la otra opción hubiera sido concluir que Piazzolla es un género musical (3). También la tipificación de Jorginho fuga a la taxonomía actual: no es candombe de comparsa; no es candombe-beat (Jorginho se oponía radicalmente a hacer candombe con tumbadoras); no es canto popular, no es bossa, no es jazz, no es rock. 


Jorginho Gularte - tapa de su disco Fata Morgana (gracias Vivi Parody)

¿Qué es? Es una música en la frontera; que por momentos apela a las armonías disonantes; que abre espacios para solear a cada músico, incluso al batería (que en candombe, salvo honrosas excepciones, obstruye e incluso sustituye a los tambores); que descree de la cuerda de tambores como un bloque monolítico: Jorginho liberó a los tambores de la prisión formal de tocar sólo para la cuerda, habiendo dotado a cada tamborilero de una libertad de diálogo con el resto de los instrumentos, desagregando en fraseos la estructura rítmica de la percusión y poniendo en entredicho el aparato conceptual (muy básico) del candombe compuesto hasta entonces. Un sonido que por momentos recuerda a otro ser en el límite, Carlos Santana. Al Santana de "Gitano", de "Oye como va", de "Black Magic Woman". El Santana más negro. Verificable en canciones de Jorginho como "Cascatunga", o "La bomba H", o "Mi sangre t´alborotá".
(...)
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martes, 1 de mayo de 2012

Aguas de marzo cerrando el verano...

São as águas de março fechando o verão
É a promessa de vida no teu coração


Tom Jobim y Elis Regina - Foto: Fernando Duarte para Página 12

He dicho otras veces que la bossa nova no es mi género favorito de música brasilera. Me parece una adaptación (bastante pasteurizada) del samba a los gustos de la clase media brasilera (reconozco, no es la afirmación de la que me siento más orgulloso, pero no puedo evitarlo). Esto no quita que haya algunas -varias- canciones del género que son simplemente maravillosas. Águas de Março es, sin duda, una de ellas. En los párrafos que siguen, Mariano del Mazo nos cuenta la bella historia por detrás de la canción....

Suplemento Radar, Página 12, 18 de marzo de 2012
Cerrando el verano 
Por  Mariano del Mazo

Hace 40 años, Tom Jobim se sentó en un banco de su finca carioca frente al río Preto y comenzó a escribir la canción que, según Frank Sinatra, en la versión del disco Elis & Tom, “es lo más cercano a la perfección”. “Aguas de marzo” es, efectivamente, una de las más hermosas catedrales de la bossa nova y la canción que refleja el intento de Jobim de una nueva vida. Ya había conquistado los Estados Unidos con la versión en inglés de “Garota de Ipanema” y arrastraba una vida bohemia prototípica que no podía domar. Los médicos le habían aconsejado que parara. “Mi papá había decidido dejar de fumar y de tomar”, dice Paulo Jobim, también músico, para UOL de San Pablo. Tom tenía 45 años y aspiraba a reformularse con una nueva casa y un retiro espiritual en las afueras de su adorado Río.
La letra habla de eso, de la construcción, del “proyecto de una casa”: “el palo, la piedra, el fin del camino” y también “la noche, la muerte”, el aparente contraste de “es un ave en el cielo, es un ave en la tierra / es arroyo y es fuente y un poquito de pan / es el fondo del pozo, el final del camino / y en el rostro la sombra de la soledad”. Paulo dice que su padre atravesaba una crisis existencial y que se sentía muy solo. Las “aguas de marzo cerrando el verano” eran la metáfora de una ilusión, la esperanza de una etapa diferente, un plan.
Hay un testigo insospechado de esta historia: Claudio Gabis. Después de Manal, el guitarrista se radicó varios años en Brasil y, por esas cosas del destino, compró una casita en esa misma finca. Allí, dice, fue feliz. Cuenta los orígenes del predio: “A unos 130 kilómetros de Río, en la sierra de Teresópolis, la familia Jobim, perteneciente a la alta burguesía carioca, poseía una propiedad rural que originalmente se destinó a la cría de aves. Como el negocio fracasó, la finca se dividió en parcelas entre sus miembros (madre y tía de Tom, su hijo Paulinho, su hermana Helena, y primos y sobrinos), que construyeron sencillas pero primorosas casas de fin de semana recorridas por un tranquilo río de montaña que desciende, formando cascadas y piletas naturales. En marzo, el río Preto crece y se vuelve más impetuoso con el agua de las lluvias que cierran el verano. En la parte más alta del terreno, en el fin de un pequeño camino, Tom construyó con piedra y madera su casa, un lugar de retiro que amaba profundamente”.
Tom Jobim mostró la canción terminada en la casa del arquitecto José de Caldas Zanine, acompañándose con una guitarra. Todas las frases comenzaban con “é”. Los testigos, Paulo Jobim y su tía Helena incluidos, quedaron impresionados. Era una genialidad. Tom leía la letra garabateada en un papel. La grabó relativamente rápido y la publicó en su álbum Matita Peré junto a otras bellezas como “Ligia”. El disco es uno de los mejores de su carrera, sin embargo no tuvo reconocimiento en Brasil. Según el crítico Nelson Motta, el motivo es que el compositor había estado demasiado tiempo fuera de Brasil, trabajando en Estados Unidos. Además, escribió, “en los ’70, la bo-ssa empezaba a ser parte del pasado. Eran tiempos de la MPB”.
La consagración llegaría en 1974, con el extraordinario Elis & Tom. “Aguas de marzo” abría el álbum que fascinó a Frank y quedó consolidado como el cenit de la interpretación a dos voces entre un hombre y una mujer. Ese maravilloso contrapunto con Elis Regina de algún modo clausuró el tema, a pesar de algunos intentos vocales interesantes, como el de Marisa Monte y David Byrne editado en el primer Red Hot + Rio.
Antonio Carlos Jobim murió en 1994. En 2010, una terrible inundación barrió Teresópolis. El caserío no existe más. La finca es un pantano de lodo. Una de las pocas personas que resiste es el casero de las cabañas de los Jobim. Manda otro mail Gabis: “Se llama Tito y prácticamente se crió con Tom, entre los matorrales del valle. Perdió todo lo que tenía en la inundación. Llora desconsoladamente cada vez que escucha o le mencionan ‘Aguas de marzo’”.
Se cumplen 40 años de una profecía: palo, piedra y el fin del camino.


Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/radar/9-7786-2012-03-18.html