martes, 19 de julio de 2011

Y el candombe?

Una nota de Pägina 12 a raíz de nuestra derrota futbolística a manos (pies?) orientales sirve para irme de mambo sobre el lugar del candombe en la cultura nacional uruguaya…


Página 12, 17 de julio de 2011. Deportes - Opinión 
Conmigo no, varones
Por Juan José Panno

" Todo bien con los uruguayos en general, vea. Los tipos son simples, sencillos, solidarios, menos rebuscados, menos retorcidos que nosotros. No se entregan fácilmente. Si hay un plebiscito contra las privatizaciones, la ponen donde hay que ponerla y si hay que elegir un intendente votan lo que hay que votar. Van por la vida tranquilos, orgullosos de su paisito, conscientes de lo que tienen, lo que les falta y lo que quieren. Son lo más parecido a lo mejor de nosotros, vea.
Por eso todo bien con ellos, con la Catalina, que tiene un tema sobre la violencia que deberían pasar a cada rato en los noticieros de acá y de allá; todo bien con la Falta y con Araca; con Zitarrosa y Los Olimareños; Jaime, Viglietti y el Canario Luna; con los sábados al mediodía en esa fiesta que es el Mercado del Puerto y los domingos a la mañana en ese increíble revoltijo de colores que es Tristán Narvaja; todo bien con la mostaza de receta secreta de La Pasiva y el exclusivo medio y medio; con Pocitos, Malvín y Carrasco: con la aristocrática Piriápolis y la familiar Atlántida; todo bien con Horacio Quiroga y con Onetti, con Benedetti y con Galeano; con el Pepe, su mujer y su perra Margarita; todo bien con Becho, el del violín y el Chueco Maciel, que era de Tacuarembó; con Wilson, el bufetero de Página/12, y Víctor, el electricista del diario; con Verdaguer y Espalter; con Natalia Oreiro, que está más buena que el dulce de leche Conaprole, con China Zorrilla y hasta con los boqueteros, que caen mejor que los ladrones de guante blanco.
Todo bien con los uruguayos, pero con el fútbol, no. Conmigo no, varones. Porque en el fútbol no son (ni somos) rioplatenses. El río viene a ser algo así como la raya de la mitad de la cancha. Allá ellos. Acá nosotros. En el fútbol no nos bancan, no nos quieren ni un poquito, jamás se les ocurre hinchar por no-sotros así juguemos contra la selección de Marte. No se recuerda caso de ninguna hinchada uruguaya cantando “Ar-gen-ti-no, ar-gen-ti-no” y ya se sabe que hay un montón de ejemplos al revés. Así que todo bien con los uruguayos, pero no cuando jugamos al fútbol, con ellos se juegan clásicos a cara ‘e perro y siempre da gusto ganarles, como cuando Argentina se clasificó en el Centenario para el Mundial de Sudáfrica con aquel gol de Bolatti sobre la hora. Y por eso da tanta bronca cuando se pierde, como se perdió ayer, cuando no se hacen los goles que se pudieron hacer y se va a los penales y se pierde. Todo bien con los uruguayos, que jugaron un partido leal y ganaron legítimamente y habría que felicitarlos, pero no. Conmigo no, varones."



Dejando –ya pasadas- broncas futboleras de lado (cuánto dura una pena por una copa América?) hay un detalle que no deja de asombrarme del texto de Panno. Está bien, es algo estereotípico. Aunque se puede, acaso, no serlo al hablar de una “nacionalidad”?. Aún con este reparo, me parece simpática la frase “Son lo más parecido a lo mejor de nosotros”, que ya no sólo estereotipa sino que también, idealiza. Un elogio, quizás merecido. Comparto en general su apreciación por el “best of” del vecino país. Aunque seguro que hay mucho más. 
Ahora, y aquí el motivo de su inclusión en este blog: y el candombe??. Ni una mísera mención al género que supuestamente ha ganado status de “nacional” y que parece ser el arte uruguayo que más aceptación ha ganado en esta orilla. No medido en términos de discos comprados, sino en personas que lo practican. 
Sin duda que hay un elemento generacional en esta apreciación: los cultores y apreciadores del candombe uruguayo son, en su mayor parte, jóvenes. Es como parte de la cultura juvenil porteña –y crecientemente, urbana, hacia el interior- que el candombe sobrepasó su rol de expresión artístico-nostálgica-identitaria de los migrantes (afro)uruguayos.


De todas maneras, la ausencia del candombe en esta detallada lista –podría agregar la fiesta de Iemanjá?- puede ser tomada como un ejemplo de lo que aún le falta al género, pese a todos los avances (?) de los últimos diez o quince años, para ser realmente considerado parte de la cultura nacional uruguaya, visto tanto desde afuera como –propongo- por las élites locales. 
Como la capoeira o el candomblé en Brasil, aún como el tango –en sus versiones menos estereotipadas- en Argentina, son manifestaciones de cultura popular a las cuales, crecientemente, se le presta atención nominal ( lip service, dirían los norteamericanos: “se apoya o aprueba de manera no sincera”) y se le da algún lugar de destaque que en realidad no significa mucho. Alguna  celebración anual, alguna patrimonialización, y ya… 
Sólo sirven como color nativo hacia afuera, para ilustrar avisos y folletos de turismo y para engrosar las arcas del gobierno respectivo. Qué pasa con estos géneros y con sus cultores –a nadie le importa mucho, porque no es la cultura que consumen o practican las élites y no saben o no les inquieta si sus características se mantienen, se pierden, o se licúan de manera preocupante.
(Todo esto a partir de la nota de Panno?... Avisé que me iba a ir de mambo…)