sábado, 30 de julio de 2011

Día de la Mujer Afrodescendiente (3) -según Dario La Vega

Van varias fotos tomadas por Darío La Vega en el evento del INADI. 
He sido de los más críticos sobre el accionar del INADI respecto de los afrodescendientes -y lo he hecho en público en este blog- pero como no creo en las esencias sin duda que cada nueva gestión al mando del organismo merece, aunque sea al principio, un voto de confianza. 
O al menos una atención detallada a lo que se está haciendo, para después ser crítico o no.
Creo también en el criterio de las personas involucradas -cada uno participa porque piensa que es lo mejor para el movimiento colectivo, o porque quiere apoyar a quienes lo organizan, o porque cree que se merece el reconocimiento que se le tributa. Ver las cosas de otra manera es menospreciar el raciocinio de las personas -algo que en el blog intentamos no hacer  ...

 Rita Montero

 Miriam Gómes y Mameto Kiamassi (Adriana Izquierdo)

 María Lamadrid y el papá de uno de los tamboreros -terrible bailarín, perdón, no recuerdo su nombre-

Rita Montero con percusionista de La Familia

Pelusa y La Familia en acción

Percusionistas de La Familia

Candombe Final

Dia de la Mujer Afrodescendiente (2)



María Lamadrid (Pocha) y Carmen Yannone (Pelusa), ayer, en el acto organizado por el INADI, antes de tocar, cantar y bailar candombe argentino con La Familia. (reconozco que la foto es algo estereotípica: por qué colocar la foto de dos afro-argentinas contemporáneas justo cuando están con "ropa colonial"? Bueno, tenían esa ropa porque es la que usan para cantar candombe argentino y ese era el momento que había para retratarlas delante de la bandera argentina -un buen homenaje, creo, para el día de la mujer afrodescendiente).
En el acto se realizó un especial homenaje de reconocimiento a Rita Montero, y también a Miriam Gomes, por su labor pionera y prolongada en la reivindicación de derechos de los afro-argentinos.
Se recordó la figura histórica de María Remedios del Valle, por su infatigable labor en el ejército de Manuel Belgrano. Abajo, encarnada por Miriam Gomes:



miércoles, 27 de julio de 2011

Into the heart of darkness...


"Bird Lives" escultura de Robert Graham en Kansas City, Missouri


He dicho, y repito, que no escucho jazz, aunque me interesa profundamente como movimiento cultural afro-americano. Mi interés se acentuó desde que leí la Historia Social del Jazz de Eric Hobsbawm y encontré una cita de una de las figuras emblemáticas del bebop (creo que Charlie Parker) justificando el desarrollo del nuevo género diciendo “vamos a llevarlo adonde ellos no puedan llegar”. Algo así como: el jazz ya está invadido por los blancos, entonces vamos a desarrollar una versión cuyo nivel de performance sea tan exigente –según nuestros propios criterios- que quienes pertenecen a otro grupo étnico-racial no podrán alcanzar.  Quizás una exageración, pero el concepto sin duda era atractivo: reivindicación y resistencia a través del virtuosismo extremo. Vamos a crear un mundo inalcanzable para quienes no hayan participado de nuestra experiencia de vida, de nuestra sensibilidad y estética.
No creo que detrás de esta proposición estuviera una fundamentación genética, sino el reconocimiento de que el crecer en determinadas comunidades afroamericanas equivale a haber estudiado en uno de los más exigentes conservatorios de música o de danza.  Entrenamiento que es luego perfeccionado y llevado a niveles superlativos a través de una carrera musical que incluye la participación en distintos grupos de excelencia. Y todo esto según criterios propios, que no son los de la formación musical o dancística académica. Algo que no es necesariamente exclusivo de la experiencia cultural afro-americana o africana (sin duda que algo similar sucede en otros géneros de música populares como el tango o el flamenco) pero probablemente sí acontezca con mayor frecuencia en las distintas y numerosas comunidades afro(norte y latino)americanas abarcando un gran cantidad de géneros musicales y dancísticos.

Pettinato según Clarín

Este prolegómeno viene a cuento de que el Clarín de hoy trae una larga entrevista a Pettinato –personaje controversial si los hay- donde, entre otras cosas, detalla su reciente experiencia al grabar un disco de free-jazz con dos prestigiosos músicos (afro)norteamericanos: el contrabajista Henry Grimes y el baterista Tyshawn Sorey.
Algunos tramos extraídos de la entrevista (aunque sugiero leerla entera porque es muy interesante):

Henry Grimes


“La cultura nunca es la cultura que se vende con c mayúscula (…). La cultura no es El lago de los cisnes. La cultura es eso que te empuja hacia lo desconocido, cuando todo lo demás que te rodea son los bombones Garoto.  (…) Yo, en cambio, creo que la cultura es esa fuerza propulsiva hacia lo desconocido. Yo sentí eso cuando toqué con esta gente.
¿Y cómo fue que llegaste a grabar con ellos?
Primero, los busqué y tuve que chequear que estuvieran vivos. Después, pasó algo raro. Yo les pagué por la sesión, pero fijate qué loco: pese a los discos que hacen que son inescuchables, como el mío –porque, si un tipo normal se compra este disco, no es el jazz que espera, sino un jazz selvático, a quemarropa- los tipos no lo hicieron por el dinero. Antes de aceptar, Grimes pidió que le mandara un disco mío, para ver si le gustaba lo que yo hacía. Quiere decir que no es que van a tocar con cualquier pelotudo que dice que es fanático del jazz y que quiere tocar con él el ukelele. Ahí me sentí super orgulloso. Le mandé mi CD anterior, que se llama Música anticomercial, y no sé lo que el tipo escuchó, pero dijo: ‘Sí, puede tocar conmigo. Podemos tocar juntos.’
¿En algún momento sentiste que podías llegar a no encajar?
En un momento me agarró ese ataque de inseguridad de preguntarme qué le podía aportar a un tipo que tocó con Sonny Rollins, Thelonious Monk y Coleman Hawkins. Y me di cuenta de que no tenía que agregar nada. Yo tenía que ir, tocar y ser yo mismo. Tenía que tocar lo que tenía ganas de tocar. Me gusta el free. Toquemos free. Marqué cuatro, empezamos, y sólo paramos porque alguno tuvo sed. Y hubo momentos en los que yo creí que me iba a enloquecer. Por la presión que ejercía la música, y por  el cagazo que tenía.
¿Por qué cagazo?
Porque, imaginate, estaba con los chicos de verdad. No estaba con dos pelotudos diciendo ‘ahora vamos a tocar My Funny Valentine’. No. Estaba con gente que odia a la sociedad, con gente con bronca, con negros pesados que no vinieron al mundo a acompañar a Lady Gaga. Me metí en un mundo que me hizo decir: ‘Esto es en serio.’ No es que estaba escuchando los discos de Albert Ayler, diciendo mirá que locos que están. No. Ahí hubo algo que me abrió la puerta para que yo estuviera loco. Y no es lo mismo escuchar locos que entrar en el medio de la locura. No es lo mismo hablar de drogas que tomarlas. Bueno, esto fue tomarlas. Fue entrar en la matrix. Me enchufaron en la nuca, y me dijeron: ‘¿Estás preparado para que te trepanemos la cabeza y va a entrar en tu flujo una sustancia que va a machear en algún momento con algunas neuronas dormidas que están ahí dentro? Porque por eso viniste hasta Nueva York.’ Y yo dije: ‘Bueno.’ Y cuando empezó a sonar, me di cuenta de que estaban locos de verdad. Son gente que no está acá.

Tyshawn Sorey


¿Cómo fue la relación con Grimes y Sorey fuera del estudio?
Fuera del estudio no hablan. Ni entre ellos hablan. Lo bueno es que, después de 30 años, aprendí algo que me lo dio Sumo y que no lo había aprendido para el jazz, que es juntarse con la gente correcta. Juntarse con la gente como uno. Grimes y Sorey son como yo. Y yo soy como ellos. Por eso vamos a grabar más discos. Porque son pushers. Son los agentes que empujan la música hacia el precipicio. A mí, me gusta empujar las cosas hacia el precipicio. Y a mí, como decíamos con Sumo, me gusta cruzar con la barrera. Yo quiero cruzar con la barrera. Me gusta eso. Estos tipos empiezan a tocar, y te das cuenta de que es toda la historia del jazz, del ’63 hasta hoy, que se acumula delante de tus propias narices. Hubo un momento en el que me pregunté si estaría bien lo que estaba haciendo, y me di cuenta de que era la peor pregunta que me podía hacer en ese momento, y de que si yo llegaba a pisar ese palito, todo lo mío iba a ser una mierda. Pero hubo un segundo en que lo pensé. Y, gracias a Dios algo me dijo: ‘Querido. No es momento para hacerte esa pregunta. Es now, o nunca.’ Y fue now.”


Como a quien le toca entrar en Bahia en una roda de capoeira callejera que está más allá de sus posibilidades, o participar en algún barrio montevideano de una cuerda de tambores que lo supera, o asistir a un baile funk en el corazón de una favela carioca -y logra salir indemne- Pettinato parece haber tenido la fortuna de avizorar the other level, el nivel de performance afro-americana que usualmente está vedado a los no-nativos. Como usualmente sucede en estas ocasiones, corre el riesgo de pensar que, porque alguna vez le dieron un ghetto pass (como dirían los rappers yanquis) ya lo tiene para siempre. Now is not forever... pero quien le quita lo bailado?


Fuente: http://www.clarin.com/espectaculos/musica/titulo_0_524947514.html

Bonus Track: Pettinato opina sobre el reggae local...


Puesto a opinar sobre la escena musical local, además de palos para el jazz nativo (que no están en mi selección de textos) Pettinato también atendió a los músicos de rock y de reggae:
"A mí, lo que me gusta es que este es un país de guitarras eléctricas y bateristas. Los cantantes son malísimos. Quieren imitar a otros cantantes. Calamaro quiere ser Bob Dylan. El otro quiere ser no sé quién. Y todos los demás quieren ser Calamaro. Yo lo conozco a Andrés, y siempre le digo que es su culpa que hayan salido tantos subgrupos. ¿Por qué? Porque sus temas son fáciles. No pueden imitar a Charly García, porque sus temas son muy complejos. Vos no podés hacerte el Seru Giran. Pero podés hacerte el Calamaro. Porque es fácil.
Es como el reggae. (Se acerca al grabador) Digo: “Chicos, si ustedes creen que el reggae es fácil, sigan tocando la mierda que tocan. Realmente les haría bien fumar en serio. Y si fumaron y hacen el reggae que hacen, ¡dejen la marihuana ya! Porque es una ofensa para Jamaica, para Bob Marley y para la marihuana en sí misma”. "

domingo, 24 de julio de 2011

sábado, 23 de julio de 2011

Besouro, o herói (afro)brasileiro


Finalmente, gracias a viaje a Curitiba pude conseguir (no hubo mucho más que esto) el dvd de la película Besouro. Ambientado en la década de 1920 en el  Recôncavo bahiano, la peli narra la lucha de Besouro, personaje inspirado en el mítico capoeirista que aún hoy es cantado en las rodas, con el coronel (terrateniente) local, que explota a los afrobrasileros haciéndolos trabajar en el cultivo de caña y producción de azucar de manera que en poco difiere de la época de la esclavitud. La capoeira es mostrada como el único lugar de reunión y resistencia de los sometidos.
La película en general me gustó, está muy bien filmada, con bellas escenas de acción que poco tienen que envidiarle a las orientales o hollywoodenses y algunas místicas, igualmente notables, en las que aparecen distintos orixás entre los encantos naturales de la Chapada Diamantina. 

Exú en Besouro

El director tiene sobrados antecedentes en publicidad, y se nota. Es casi una versión (afro)brasilera del género chino wuxia de héroes de artes marciales. Tiene buenas actuaciones (algunas muy), aunque en este rubro el principal déficit sea, paradójicamente, el del protagonista, que parece haber sido elegido más por su physique du rol y habilidad capoerística que por su versatilidad actoral. Con tanto capoeirista suelto por Brasil y el mundo, ¿no había otro con más carisma?
Aunque creo que las virtudes del filme sobrepasan en mucho a sus deficiencias, no puedo dejar de llamar la atención hacia algunos puntos relativos a cómo está retratada la cultura afrobrasilera. Es claro que es una película de ficción que no pretende ser un documental, pero aún así transmite determinadas imágenes de los afrobrasileros y de su cultura que creo merecen discusión.


En primer lugar, como (ex?)angolero, no puedo dejar de notar que la capoeira que se muestra –aunque no sorprenda a nadie- es rabiosamente (la de la versión) regional. Es de esperar, ya que se intenta mostrar los aspectos más espectacularmente marciales de la misma. No es que la angola, claro, no tenga efectividad en un combate, pero la variante regional se acerca mucho más a las concepciones populars de lo que sería un “arte marcial”, especialmente para una película que sin duda quiera aproximarse a las versiones orientales o a su reapropiación hollywoodense –algunas críticas la presentan como “El Tigre y el Dragón brasilero”. 
Para un ojo avezado, queda algo anacrónico que la capoeira utilizada en 1924 sea tan evidentemente moderna –patadas con piernas perfectamente estiradas, con técnicas que le deben bastante a las artes marciales orientales y que se desarrollaron mucho más tarde que la época de la narración, quizás recién en las últimas tres décadas. Con todos los videos que hay actualmente, se podría quizás, haber utilizado formas de movimientos más antiguas que le hubieran dado más autenticidad -aunque seguro que menos espectacularidad. Las prioridades quedan muy claras en un interesante bonus track del dvd, que muestra cómo el especialista oriental en acciones de lucha (el maestro de Hong Kong que asesoró en Matrix y Kill Bill) les dice a los capoeristas qué movimientos tienen que hacer en las peleas (fuera de las rodas). 


Los orixás en la película. Dura 10 minutos, como al minuto 4 hay un interesante encuentro con Exú

La transposición de elementos orientales a la capoeira queda más clara aún en la manera en que es presentado Alipio, el mestre de todos los capoeiristas y mentor de Besouro –claramente inspirado en la visión occidental de lo que sería un sabio maestro oriental, desde el Miyagi de Karate Kid hasta, quizás aún más, el Shifu de Kung Fu Panda, con alusiones a la búsqueda interior, el aprendizaje en y con la naturaleza, etc. La sabiduría afro-brasilera, orientalizada.  Está muy bien la intención de mostrar la historia desde el lado de los oprimidos y valorar sus elementos culturales, pero un verdadero descentramiento implica narrarlo lo más aproximadamente posible en sus propios términos y no en los de otra cultura, más valorizada o ya más difundida.
Quizás el punto más flojo de la película es que muestra a los afrobrasileros poco organizados y unidos, dependiendo demasiado de las acciones de Besouro, un héroe individual por excelencia. Pese  a que se dice al principio que el mestre Alipio es quien lidera la resistencia del pueblo, ésta nunca se ve, salvo por las acciones de sabotaje de Besouro –que para ello debe irse a vivir al mato, casi una guerrilla de una persona- incendiando la cosecha, rompiendo la maquinaria del ingenio de azúcar, etc.

Oyá en la película

Algo parecido ocurre con las creencias religiosas afrobrasileras. Aparecen, muy bellamente filmados, algunos orixás (extrañé a Xangô!!) pero sólo hay una especialista religiosa, casi una especie de shamana que ejerce su arte también de manera individual. 
La dimensión comunitaria de la vida afro-brasilera –germen y expresión de su resistencia cultural- tiene poco destaque, quizás por limitaciones o conveniencias de guión.
Pese a lo expuesto la película es un gran paso adelante, desde el momento en que, como señalan elogiosamente varios comentaristas afro-brasileros, “muestra al negro como héroe y no como bandido”. Como siempre pedimos más, nos parece un buen primer paso, y esperamos aún mejores…

viernes, 22 de julio de 2011

Qué hay en un postrecito...


Los que tenemos la suerte de vivir en este bendito país ahora podemos ir al súper y comprar el nuevo postrecito Ser (edición limitada) llamado Sabores de Africa.  
Como se puede apreciar por la foto, Sabores de Africa combina los gustos de chocolate café y tiene un envase que simula piel de leopardo.
Ahora bien, ¿por qué -podría o debería uno preguntarse- un postre que combina estos dos sabores tiene que llevar ese nombre y tener ese envase? 
La respuesta lleva a la conclusión de que -dejando de lado sus posibles virtudes alimenticias y gustativas- el producto es el artefacto cultural más condensador de estereotipos de los últimos años.


En una reseña del producto en un blog –la única que encontré- el autor se interroga, algo ingenuamente, acerca de la extraña combinación de nombre, packaging y contenido: “El diseño de la copita de este postre nos llamó poderosamente la atención; no es usual ver un estampado de leopardo entre los productos de heladera, y por eso nos costó por un instante interpretar de qué se trataba. Ser Sabores de África es un postre con sabor a chocolate con café… y ahí volvemos a confundirnos un poco, ya que si pensamos en café o en cacao, nuestra mente nos lleva inmediatamente al sur y centro de América más que a ningún otro lado.”

 Propaganda de café La Morenita - Argentina, década de 1990

Aunque el café se originó, remotamente, en Etiopia –para luego expandirse por el mundo árabe, Europa, y finalmente, las Américas- es la particular historia de los estereotipos respecto de los "negros" en Argentina la que mejor explica la extraña asociación sintetizada en el nuevo producto. 
El café se asocia localmente con los “negros” no tanto por su origen lejano, sino por su cultivo actual mayormente en áreas tropicales americanas y, sin duda, por su color. Lo mismo para el chocolate. Ya hemos visto algunas propagandas en el blog. El color negro de ambos productos remite a los individuos “negros”, éstos a Africa, y como siempre, qué mejor manera de representar al continente que por sus animales salvajes.

Envase de helado de chocolate - Argentina

 No llegaría a llamar al producto de “racista” pero sí me parece que tiene la extraña virtud de condensar y perpetuar una serie de estereotipos desfavorables…

Agradezco a Paola Monkevicius

miércoles, 20 de julio de 2011

Discriminación en la escuela

En estos días, los principales diarios de la ciudad dieron cuenta de un estudio sobre discriminación, realizado por Unicef Argentina en siete provincias. 
Fueron encuestados 900 adolescentes  (de 13 a 18 años) y sus testimonios ratifican la fuerte presencia de situaciones de discriminación en la escuela -nada que no sepamos, claro....

 Cuadro de la investigación de Unicef Argentina, tomado de La Nación, 15 de julio de 2011.

 Cuadro de la investigación de Unicef Argentina, tomado de Clarín, 15 de julio de 2011.

Los datos muestran también la fuerte incidencia de episodios de discriminación "por el color de la piel", un tipo de racismo que siempre negamos en nuestra sociedad y que juramos se debe más bien a factores de nacionalidad, culturales, sociales, de moradía, etc. Pues bien, aquí está, clarito ...

 Cuadro de la investigación de Unicef Argentina, tomado de Clarin, 15 de julio de 2011.
(doble click en la imagen para verla más grande)

Una perlita: una especialista en educación consultada recuerda que en su escuela secundaria (en una provincia del norte) la profesora de geografía decía: "Las claras se sientan adelante, las oscuras atrás".

Testimonio: 
Notas generales:
http://www.clarin.com/sociedad/adolescentes-sociedad-argentina-machista-racista_0_517748301.html
http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-172313-2011-07-15.html

martes, 19 de julio de 2011

Y el candombe?

Una nota de Pägina 12 a raíz de nuestra derrota futbolística a manos (pies?) orientales sirve para irme de mambo sobre el lugar del candombe en la cultura nacional uruguaya…


Página 12, 17 de julio de 2011. Deportes - Opinión 
Conmigo no, varones
Por Juan José Panno

" Todo bien con los uruguayos en general, vea. Los tipos son simples, sencillos, solidarios, menos rebuscados, menos retorcidos que nosotros. No se entregan fácilmente. Si hay un plebiscito contra las privatizaciones, la ponen donde hay que ponerla y si hay que elegir un intendente votan lo que hay que votar. Van por la vida tranquilos, orgullosos de su paisito, conscientes de lo que tienen, lo que les falta y lo que quieren. Son lo más parecido a lo mejor de nosotros, vea.
Por eso todo bien con ellos, con la Catalina, que tiene un tema sobre la violencia que deberían pasar a cada rato en los noticieros de acá y de allá; todo bien con la Falta y con Araca; con Zitarrosa y Los Olimareños; Jaime, Viglietti y el Canario Luna; con los sábados al mediodía en esa fiesta que es el Mercado del Puerto y los domingos a la mañana en ese increíble revoltijo de colores que es Tristán Narvaja; todo bien con la mostaza de receta secreta de La Pasiva y el exclusivo medio y medio; con Pocitos, Malvín y Carrasco: con la aristocrática Piriápolis y la familiar Atlántida; todo bien con Horacio Quiroga y con Onetti, con Benedetti y con Galeano; con el Pepe, su mujer y su perra Margarita; todo bien con Becho, el del violín y el Chueco Maciel, que era de Tacuarembó; con Wilson, el bufetero de Página/12, y Víctor, el electricista del diario; con Verdaguer y Espalter; con Natalia Oreiro, que está más buena que el dulce de leche Conaprole, con China Zorrilla y hasta con los boqueteros, que caen mejor que los ladrones de guante blanco.
Todo bien con los uruguayos, pero con el fútbol, no. Conmigo no, varones. Porque en el fútbol no son (ni somos) rioplatenses. El río viene a ser algo así como la raya de la mitad de la cancha. Allá ellos. Acá nosotros. En el fútbol no nos bancan, no nos quieren ni un poquito, jamás se les ocurre hinchar por no-sotros así juguemos contra la selección de Marte. No se recuerda caso de ninguna hinchada uruguaya cantando “Ar-gen-ti-no, ar-gen-ti-no” y ya se sabe que hay un montón de ejemplos al revés. Así que todo bien con los uruguayos, pero no cuando jugamos al fútbol, con ellos se juegan clásicos a cara ‘e perro y siempre da gusto ganarles, como cuando Argentina se clasificó en el Centenario para el Mundial de Sudáfrica con aquel gol de Bolatti sobre la hora. Y por eso da tanta bronca cuando se pierde, como se perdió ayer, cuando no se hacen los goles que se pudieron hacer y se va a los penales y se pierde. Todo bien con los uruguayos, que jugaron un partido leal y ganaron legítimamente y habría que felicitarlos, pero no. Conmigo no, varones."



Dejando –ya pasadas- broncas futboleras de lado (cuánto dura una pena por una copa América?) hay un detalle que no deja de asombrarme del texto de Panno. Está bien, es algo estereotípico. Aunque se puede, acaso, no serlo al hablar de una “nacionalidad”?. Aún con este reparo, me parece simpática la frase “Son lo más parecido a lo mejor de nosotros”, que ya no sólo estereotipa sino que también, idealiza. Un elogio, quizás merecido. Comparto en general su apreciación por el “best of” del vecino país. Aunque seguro que hay mucho más. 
Ahora, y aquí el motivo de su inclusión en este blog: y el candombe??. Ni una mísera mención al género que supuestamente ha ganado status de “nacional” y que parece ser el arte uruguayo que más aceptación ha ganado en esta orilla. No medido en términos de discos comprados, sino en personas que lo practican. 
Sin duda que hay un elemento generacional en esta apreciación: los cultores y apreciadores del candombe uruguayo son, en su mayor parte, jóvenes. Es como parte de la cultura juvenil porteña –y crecientemente, urbana, hacia el interior- que el candombe sobrepasó su rol de expresión artístico-nostálgica-identitaria de los migrantes (afro)uruguayos.


De todas maneras, la ausencia del candombe en esta detallada lista –podría agregar la fiesta de Iemanjá?- puede ser tomada como un ejemplo de lo que aún le falta al género, pese a todos los avances (?) de los últimos diez o quince años, para ser realmente considerado parte de la cultura nacional uruguaya, visto tanto desde afuera como –propongo- por las élites locales. 
Como la capoeira o el candomblé en Brasil, aún como el tango –en sus versiones menos estereotipadas- en Argentina, son manifestaciones de cultura popular a las cuales, crecientemente, se le presta atención nominal ( lip service, dirían los norteamericanos: “se apoya o aprueba de manera no sincera”) y se le da algún lugar de destaque que en realidad no significa mucho. Alguna  celebración anual, alguna patrimonialización, y ya… 
Sólo sirven como color nativo hacia afuera, para ilustrar avisos y folletos de turismo y para engrosar las arcas del gobierno respectivo. Qué pasa con estos géneros y con sus cultores –a nadie le importa mucho, porque no es la cultura que consumen o practican las élites y no saben o no les inquieta si sus características se mantienen, se pierden, o se licúan de manera preocupante.
(Todo esto a partir de la nota de Panno?... Avisé que me iba a ir de mambo…)

lunes, 18 de julio de 2011

Presentación libro La Ruta del Esclavo



(doble click en la imagen para verlo entero)

Y ya que estamos con la Ruta del Esclavo...

... la dirección de otro volumen, editado en Uruguay, en 2007 -por si alguien no la tiene...


El libro se puede bajar, entero, de:
http://unesdoc.unesco.org/images/0015/001509/150922s.pdf

domingo, 17 de julio de 2011

Miss (White) Brasil

Miss Bahia 2011 - Población blanca del estado: 23 %

Otra de la televisión en Curitiba -aunque en ambos casos (éste y el anterior) eran canales nacionales. Estaba desayunando y veo que en el noticiero muestran un desfile de las candidatas al título de "Miss Brasil 2011". 
Me llamó mucho la atención que todas las concursantes eran (muy) blancas.

Miss Alagoas 2011 - Población blanca del estado: 26,8%

Para varios estados del sur, donde la mayor parte de la población se identifica, efectivamente, como "blanca" en los censos, esto no sería de extrañar.
Pero lo mismo pasaba con las "misses" de los otros estados, cuya población es mayoritariamente -según los datos censales- "parda".

Estados en naranja: mayoría población "parda"; en verde, "blanca".

Miss Pernambuco 2011 - Población blanca del estado: 36,6%

Ese mismo día, en nuestro Grupo de Trabajo de la RAM, Luis Ferreira sugirió, comentando uno de los trabajos que se presentaban, que quizás uno de los causantes de las importantes desigualdades en Brasil era el favoritismo hacia los individuos con fenotipo "blanco". Elaborando sobre ésto, es claro que una de las maneras más efectivas para llevar adelante un "racismo cordial" (como suelen llamarlo en Brasil) o "racismo solapado" (ídem para Uruguay) o "racismo tácito" (Argentina) es elevando a los "más blancos" a un sitial de privilegio, multiplicando y naturalizando sus posibilidades de predominio y ascenso social. La sistemática preferencia por determinados fenotipos en vez de otros crea continuas situaciones de desigualdad que sólo a veces necesitan manifestarse como discriminaciones abiertas y explícitas.
Los concursos de belleza y sus elecciones fenotípicas son sólo la punta del iceberg...


Estados brasileros y distribución de población según  "color o raza" - IBGE 2010
(doble click en las imágenes para poder leer los cuadros)

Fuente de las fotos de Misses. internet, varios sitios -no garantizo que sea exactamente el mismo concurso...
Fuente de datos estadísticos IBGE:

Ahora, eso sí, en el aeropuerto....

... exotizamos y vendemos las "negras"....


Vidriera de una tienda del aeropuerto de Curitiba - Población "negra" del estado de Paraná: 2,9%


sábado, 16 de julio de 2011

Qué hay en el pelo (2)


Estando en Curitiba, uno de los avisos televisivos del tipo "Llame ya!" me llamó mucho la atención, teniendo en cuenta las experiencias personales detalladas en este blog unos días atrás por la periodista afro-brasilera Daniela Gomes (ver direcciones abajo) respecto de la significación social y personal de cómo llevar el cabello afro. Resumiendo: en la niñez y adolescencia, una naturalizada voluntad de adaptarse al ideal del cabello liso -correspondiente a un fenotipo más blanco- y, recién años más tarde, una toma de conciencia de que el cabello afro tiene su propia belleza y nada que envidiarle a ningún otro tipo de pelo.


El aviso de una "planchita" muestra a una atractiva "morena" -no creo que sea considerada "negra" en Brasil- con una frondosa cabellera afro sometiendo a su pelo a la acción alisante del aparato anunciado.


Lo que llama la atención e irrita un poco, es que la propaganda muestra, una y otra vez, como los dos presentadores "blancos" intervienen y manipulan el cabello de la muchacha hasta dejarlo liso, con la consiguiente alegría de todos los involucrados, y las previsibles loas del producto y sus efectos.



El aviso transmite la impresión de que, más que una decisión individual, se está cumpliendo con un mandato social: disimular o eliminar uno de los rastros más visibles de ascendencia afro. 

Ver: