miércoles, 27 de octubre de 2010

Ahora todos somos negros

Como dije, nada de entradas por unos dias... pero como Viviana Parody tuvo la gentileza de enviarme estas reflexiones, aqui van...

Afiche de intervención urbana. Convocatoria Red Conceptualismos del Sur.
“Ahora todos somos negros”: Arte y Memoria, en una Latinoamérica con la “memoria en blanco”.
Por Viviana Parody
Graffitis en Montevideo

Ideas activas, conceptos en movimiento

Recordando un poco ´las pintadas´ que aún hoy pueden visualizarse en Montevideo (paredes de Barrio Palermo), realizadas por jóvenes activistas negros (afrouruguayos) con la consigna “Palermo negro tiene la memoria en blanco”, asistí hace pocos dias atras al V Encuentro de Arte y Pensamiento Político (UNLP), en el cual se socializaran las intervenciones de arte urbano que Juan Carlos Romero viene llevando a cabo desde 2009 en base a la consigna “AHORA TODOS SOMOS NEGROS”.

Intervenciones de Romero en Chile

La Red Conceptualismos del Sur es un colectivo de artistas y pensadores que -algo aisladamente, o inicialmente cada uno en su contexto nacional y ahora en forma conjunta- están trabajando las distintas tendencias del arte urbano y la intervención de la vía pública. Algo similar a como viene ocurriendo –con su respectivo encuentro también en días recientes- con El Corredor de Ideas, colectivo de filósofos y afines, Conceptualismos es un grupo abierto de profesionales con reflexiones comunes e intenciones de alguna construcción colectiva. Intentando re-definir aquello que se ha denominado como Arte ´Latinoamericano´, los Conceptualistas del Sur, han relevado y sistematizado el desarrollo del arte conceptual urbano –principalmente latinoamericano- de las últimas décadas.

 Intervencion en Rio Gallegos 2010

Con éste mismo tipo de estética que caracteriza su labor artística, y a partir de los conceptos que Eduardo Grüner desarrolla en base al artículo 14 de la Constitución Haitiana de 1804, Juan Carlos Romero realizó una serie de instalaciones urbanas (pegatinas, señalamientos) en diversas provincias de Argentina y Chile, siguiendo la consigna “Ahora todos somos negros”, en alusión a la exclusión/olvido que dentro de los festejos y reconocimientos por los Bicentenarios Americanos ha tenido la revolución haitiana .

Afiche de las pegatinas


Acerca de las relaciones entre el arte, el pensamiento, el activismo, las políticas de Estado… y la negritud!

Este V Encuentro de Arte y Pensamiento Latinoamericano al que asistí, se realizó en el Salón René Favaloro del Jockey Club de La Plata (Calle 49, entre 6 y 7), frente al Palacio Dardo Rocha, y entonces también recordé otras varias instancias en las que estuve en éste mismo espacio. Entre ellas, vale la pena mencionar dos, porque no están para nada distantes de la temática tratada en ésta última oportunidad, definida por José Luis Romero y Fernando Davis como “cuerpos borrados del Bicentenario”.
 

La primera de mis “visitas” al palacio Dardo Rocha/Jockey Club de La Plata, fue en situación de la filmación de la película Nuovomondo (de Emanuele Crialese, producción franco-italiana, filmada entre Italia y Bs.As.), film que aludiendo al ingreso de la migración italiana a EEUU en la pos guerra, supo desde cierto neo surrealismo dejar en claro que las puertas del Nuevo Mundo no han estado abiertas para todos. Exactamente en el Palacio Dardo Rocha, filmamos durante varias jornadas de 16 extensas horas de grabación, las escenas que pudieron mostrar el ingreso de los migrantes al Nuevo Mundo, previa “requisa” de la aduana. Una cosa es leer, consultar archivos sobre el tema, y otra cosa muy distinta (no excluyente de la primera e idealmente relacionada) fue enterarse con el propio cuerpo lo que ésta gente tuvo que atravesar “para entrar en América”. 
Tras tres horas de peluquería y maquillaje, sucios muy sucios, con uñas y manos raídas, con vestuarios pesadísimos (originales, traídos de Italia) de quichicientas polleras largas y botas y nudos y ataduras de ataduras de ataduras: ahí íbamos desde el Jockey Club hacia el set de filmación, ubicado exactamente enfrente, en el Palacio Dardo Rocha, a estar quietísimos durante horas de horas, en los extensos bancos de espera de la entrada a la aduana. En esas escenas sobre la aduana, justamente, lo que se produce es que no todos pueden entrar en América, y las familias deben optar por dejar algún hijo “del otro lado” (hijos con alguna discapacidad, por ejemplo), volverse, o casarse al instante con ilustres desconocidos para poder ingresar, etc, etc. Es decir: deben cumplir con los requisitos del modelo de ciudadano o modelo de inmigrante que se requiere.
 
Migrantes europeos en America -archivo familiar
 
La segunda de mis visitas al Jockey Club de La Plata, fue en oportunidad de desempeñarme dentro de la Dirección de Política Socioeducativa (dependiente del Ministerio de Educación y Cultura), en un Programa Social/Cultural que, en nombre de la inclusión, captaba y revalorizaba las prácticas alternativas juveniles (generalmente urbanas), entendiendo que al incluir dichas prácticas en el sistema educativo formal , se estaría incluyendo a futuro a una mayor cantidad de jóvenes –hoy excluídos- al sistema. En el Programa nos desempeñábamos artistas, educadores, promotores culturales, antropólogos, y psicólogos socio comunitarios, todos adeptos a los enfoques socioculturales, y a las intervenciones tanto artísticas como sociales (trabajos grupales mediados por herramientas culturales).
Y la tercera visita, fue la que relato al principio. Entiendo que en las tres oportunidades, no solamente en ésta última, tramitábamos cuerpos borrados. Determinando qué incluir (y qué excluir), y de qué modo hacerlo, las políticas migratorias, los programas sociales, los idearios de Nación, establecieron y establecen –siempre- los límites de lo aceptable. Y teniendo en cuenta que las fronteras no son una construcción pura y exclusivamente de los Estados y las políticas gubernamentales, sino también de los sujetos en interacción –y si se quiere de la ciudadanía-, me pregunto por nuestra capacidad –como nación, como sociedad, como colectivo profesional, como hombres o mujeres, - para ampliar esas fronteras establecidas.
 

Confío en la apuesta que el tipo de Arte realmente ligado a la producción de significados (más que a la folklorización y por lo tanto a la reproducción de los significados establecidos), realiza sobre la memoria y su tratamiento, es decir: apuesto a las resignificaciones. Siguiendo el fundamento del trabajo de otro colectivo de artistas, la Compañía Cisne Negro (Brasil) podemos observar cómo también la danza construye “iniciativas artísticas que bien intervienen en todos los retratos, sean tendenciosos, parciales, o comprometidos” (Rui Moreira, coreógrafo).
En su paso por Bs.As. (2008, Teatro Alvear) con su obra Trama, dejaron plasmadas imágenes en movimiento (cuerpos de significación) que re-ligan “las fiestas populares, los personajes místicos, los juegos y sus jugadores, creando danzas que revelan un poco ésta compleja Trama de simplicidad que muestra – o es mostrada por- el contagiante camino de la ´alegría´ de un país como Brasil.” Claro está, los procesos artísticos son cuestión de especialistas en dichos lenguajes (no verbales, pero igualmente conceptuales ) y no cuestión de bricolage, ni momentánea inspiración, … ni hibridación!.

No tan afortunadamente, considero que también es cuestión de comenzar a ligar (circular y entrelazar, enhebrar) los conceptos (verbales y no verbales) que a veces no intencionadamente se encapsulan conformando nichos (o de artistas, o de académicos, o de activistas, o de agentes estatales), para transformar los “circuitos” (que, como la palabra lo indica, se cierran en si mismos) en “corredores” (que, como la palabra remite: dejan correr), fundando puentes y pasillos, y por lo tanto constituyendo lazos entre los sujetos, sus objetos vivos, y sus distintos modos de construir conocimiento. Difícilmente vaya a existir otro modo de incluir todo lo no-blanco (que es lo que realmente representamos con “lo negro” del “Ahora todos somos negros”) en la historia y la memoria de una América (latina?) que desde sus discursos oficiales parece aún insistir en velar (semi ocultar/omitir/silenciar) su negritud.
Por último, siguiendo un poco las ideas que en algunos ámbitos venía planteando –con todo permiso y si no me equivoco- Nicolás Fernández Bravo respecto del Censo-, si lo que el hoy haremos  es “contar cuerpos”: me pregunto entonces qué haremos después con “lo borrado”.