viernes, 20 de agosto de 2010

¿Cómo se atreven?

Según el Clarín de hoy:
"Los miembros del Club de París tuvieron un trato por lo menos descortés hacia la Argentina y despectivo hacia los funcionarios del Ministerio de Economía, por su falta de profesionalismo para encarar las negociaciones multilaterales.
Esto se constató durante la reunión plenaria en París, de la que también participaron funcionarios calificados del Fondo Monetario, del Banco Mundial y referentes del sistema financiero del Instituto de Finanzas Internacionales. En el encuentro se trató la emisión de deuda de Ucrania y Kazajistán, pero en un inusual maltrato se unió la situación argentina a la evolución de economías muy primitivas de África.
Así se puso a la Argentina en un pie de igualdad con el Congo, República Centroafricana, Costa de Marfil y la República de las Seychelles.
"
Inadmisible.

Fattoruso y el candombe

(Pintada en la entrada de la escuela de candombe Zona Sur Kambe, Montevideo)

Clarín Espectáculos, 20 de agosto de 2010
“Mi música surge de la emoción”
Entrevista Hugo Fattoruso Su teclado, hoy, en el Ateneo, va a sonar rodeado de tambores.
Por Eduardo Slusarczuk


En Montevideo, bien de chico, mi padre ya me llevaba a ver tambores. Esas cuerdas que escuché -dice Hugo Fattoruso-, no existen. Y siempre supe que ni en sueños yo podría tocar así. Por eso demoré 45 años para tocar tambores.”
El resurgimiento de las cuerdas barriales en la capital uruguaya, unas dos décadas atrás, lo animó. “Se anotaron unos cuantos blancos, y me dije: Si toca éste, yo voy también . Una amiga me regaló un tambor, me rompía las manos todos los domingos, y fui mejorando. Lo disfruté mucho, hasta que me volvió la vergüenza y decidí no tocar más”, cuenta.
Pero, lejos de abandonar el sonido de los tambores, “el Hugo” resolvió crear Rey Tambor, su propia cuerda de tambores con la que esta noche presenta su tercer CD, Puro sentimiento , en ND Ateneo.
El formato es sencillo. “Por un lado, el tambor piano, que toca Diego Paredes, comanda todo”, explica en plan didáctico. Y sigue: “El chico, a cargo de Fernando Núñez, por su diseño musical, tiene presencia permanente, y el repique, que toca Noé Núñez, va bordeando, anteponiéndose, marcando cortes.”

¿Y vos? Yo, como pianista, voy en coche sobre esa alfombra que van tejiendo ellos. Es un rol muy económico. Voy metiendo algunos acordes para acompañar al cantante, que soy yo. Y sino, hago alguna introducción, algún solo.
¿Cuán complicado es amalgamar tambores y teclado?

Es muy simple. El sonido del grupo no tiene goteras. Está cerrado. Lacrado. Al no haber mucho tráfico, se escucha con mucha claridad lo que hace cada uno. Además, ellos tienen un radar muy apurado. Apenas apoyo un dedo sobre una tecla, los tipos ya doblan a la derecha, a la izquierda, paran en la esquina. Hacen todo. Para grabar el disco, ensayamos una sola vez, y fuimos al estudio.
Fattoruso no oculta su alegría por haberse cruzado con un editor que se interesara en el material. “Hay cosas que yo grabo que no tengo quien las distribuya en el Río de la Plata. En Uruguay, al candombe no se le da mucha bolilla. Entonces, hay discos que aparecieron en Japón o en otros países, pero que nunca fueron editados aquí”, explica. Entre ellos, Dos orientales , que también acaba de editar el sello Barca, que grabó con el percusionista japonés Tomohiro Yahiro, con quien está por iniciar su quinta gira por la isla.
¿Cómo conectaron musicalmente?

Tomohiro se crió en las Canarias, y hasta su adolescencia estuvo muy ligado a la música afro. Entonces, cuando me conoció, se apasionó con la negritud que tiene este lenguaje. Yo le llevé los tres tambores, se enamoró del candombe, y comenzamos a hacer giras acompañando a músicos japoneses, y con otros grupos con músicos como Jorge Cumbo y Horacio Burgos.
¿Qué es lo que les atrae del género a los japoneses?

Son tipos muy abiertos. Esponjas que se interesan, se apasionan. Te hacen sentir lo que ellos sienten.
Un imagen que se contrapone con el prejuicio de pensar que son fríos o exageradamente estructurados.
Son las dos cosas. Es una sociedad muy ordenada, hasta la exasperación. Pero les tocás un acorde y lloran. Son muy sentimentales. Eso es esencial para mi música.
¿Por qué?

Porque mi música surge de la emoción. Yo busco, y soy muy atrevido. Además, tengo suerte. Pero lo más importante, para mí es la emoción. Si algo que compongo me toca, no me importa que guste o no. Yo estoy tranquilo, porque está bien. Porque le puse corazón, nada más. Por eso, ya está bien.

Fuente: http://www.clarin.com/espectaculos/musica/musica-surge-emocion_0_320368161.html