martes, 15 de septiembre de 2009

Comentario de Pablo Cirio

Hola Alejandro.
Sí, fue tan sorpresivo como emocionante. En el brindis posterior, su hermana me comentó que ni ella sabía qué iba a hacer, y que eso se le ocurrió ese mismo día, "mientras miraba cómo se hacía el almíbar para unos orejones". Ahí comprendí que la transmutación del azúcar a almíbar es una metáfora de la vida misma: el tiempo se transforma en experiencia y los cuerpos humanos no son más que agencia mediadora. Sin los cinco siglos de esclavitud María Isabel no pudo haber hecho esa performance, y estoy seguro -como le dije al felicitarla- que no fue ella quien golpeó con esa inusitada fuerza la mesa sino ella-y-todos-sus-ancestros-silenciados.
Como investigador, en otra oportunidad, hubiera necesitado registrarlo; como persona, en ese momento, me bastó con poder haberlo vivido. La diferencia es válida en cuanto la investigación es un hecho puntual y la vida algo perdurable.
Atte. Pablo Cirio.
Comentario de A. Frigerio
En realidad tampoco me interesaba mucho registrar el momento "como investigador", sino quizás para impedir que fuera tan efímero el disfrute de esa performance, y también para compartirlo con otra gente que no estuvo allí.
Como dije en la última entrada sobre una fiesta de kimbanda, mas allá de la investigación, a cierta altura también creo que está el deseo de poder transmitir más o menos fielmente la belleza de aquello que uno vio. La socialización del disfrute estético del evento -que implica compartir ciertos parámetros de la evaluación de esa belleza con sus productores y la posiblidad de capturarla en fotos o filmaciones (empatía + destreza técnica).. Algo más difícil que una investigación -que en realidad es traducir el evento a otro lenguaje, en este caso académico y, obviamente, achatarlo.
Pero la transmisión de lo performático también es ilusoria. O uno estuvo allí y lo gozó o no estuvo y se lo perdió.
Y Pablo Cirio de nuevo:
Creo que se cumplió aquella frase que repetía hacia el 1900 Carmen Jesús Cabot, -abuela materna de Rita Montero-, respecto a la abominable esclavitud: "Todos no se van a morir, alguien va a quedar para contar".
Atte. Pablo Cirio.

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