domingo, 17 de agosto de 2008

Este samba vai para Dorival Caymmi....


A los 94 años murió Dorival Caymmi
Adiós al gran patriarca de la música popular brasileña
La Nación - Espectáculos
RIO DE JANEIRO (EFE).- El cantante y compositor Dorival Caymmi, uno de los mayores nombres de la música brasileña, murió ayer a los 94 años en su residencia de Copacabana, debido a una insuficiencia renal y fallas múltiples en distintos órganos. "Su obra permanecerá siempre viva en la memoria de los brasileños e iluminará a todos con la gracia y la alegría de sus músicas", dijo el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, en un mensaje de pésame a su viuda y a sus hijos.
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"El pelo blanco, la mirada vivaz y un poco traviesa; la clásica marinera a franjas horizontales que le da un aire de viejo pescador; la mano en las manos de su guapa Stella Maris, siempre cerca desde que se casaron hace mucho, en otro cumpleaños, el de los 26." Así describía Fernando López desde estas páginas, en mayo de 2004, una doble celebración: la del cumpleaños número 90 de Dorival Caymmi y la del lanzamiento del álbum doble que, a modo de tributo, y para darle todavía más lustre al festejo, le regalaron algunos de los más destacados músicos de Brasil.
El retrato no se corresponde únicamente con ese momento preciso y tan especial de la vida del "excelso mandarín bahiano", como bautizó alguna vez a Caymmi uno de sus grandes compinches artísticos, Vinicius de Moraes. Cuando los dos llegaron a Buenos Aires en 1968 para compartir un memorable concierto en el Opera y alguna aparición televisiva, las fotografías de cuatro décadas atrás lo muestran con los mismos rasgos esenciales: sonriente, jovial, pícaro, carente, a primera vista, del mínimo apego a cualquier clase de moda pasajera.
Del mismo modo, su música jamás se distanció de esa imagen: no tiene época. Perdura a fuerza de frescura, de naturalidad, con "una encantadora sencillez que nunca deja ver su ardua elaboración", como subraya López, porque la mayoría de sus canciones aludían a los mismos temas y respondían a la misma inspiración: Bahía, el mar, la mujer, los pescadores, la vida de todos los días de sus pobladores. "No hay una sola frase suya, de música o poesía que sea circunstancial", precisó Jorge Amado, otro gran bahiano que lo conocía muy bien.
A tal punto respondía la vida de Caymmi a ese eterno discurrir sobre las mismas cosas y el mismo entorno que Tom Jobim, que en su última grabación ( Antonio Brasileiro , de 1994) compartió con él maravillosas versiones de las festivas "Maracangalha" y "Maricotinha", narró que en una oportunidad compartieron varios días de trabajo en la casa bahiana de Caymmi y lo había dejado trabajando en la melodía de "A mae d agua e a menina"; cuando volvió a visitarlo varios meses después estaba en la hamaca, ocupado exactamente en el mismo tema.
El extraordinario compositor que supo dialogar con Carmen Miranda en aquella "O que é que a baiana tem" que lo consagró en 1939 dejó desde allí un puñado de temas memorables (de "So Louco" y "Saudades de Bahia" a "Rosa Morena" y "Samba da Minha Terra"), recreados una y otra vez por Caetano Veloso, Gilberto Gil, Alcione, João Bosco, Maria Bethânia y tantos otros. Y sobre todo por sus tres hijos: en las expresivas y profundas voces de la deliciosa Nana -que heredó en plenitud su maravillosa sonrisa-, del inspirado Dori -además, notable arreglador- y del sensible Danilo -compañero de ruta de Jobim y ejemplar flautista- se conserva el mejor legado de un artista popular en el más generoso sentido del término.
Marcelo Stiletano
O Samba Da Minha Terra
(Dorival Caymmi)
O samba da minha terra deixa a gente mole
Quando se canta
Todo mundo bole
Quando se canta
Todo mundo bole
Quem não gosta de samba
Bom sujeito não é
É ruim da cabeça
Ou doente do pé
Eu nasci com o samba
No samba me criei
Do danado do samba
Nunca me separei