lunes, 21 de julio de 2008

Vida Negra (3) - Otros comentarios críticos a la nota de Crítica

Quizás mi visión de la nota escrita por Cicco para la revista de Crítica sea un poco menos negativa que la de Nicolás, simplemente porque a esta altura, desgraciadamente, no espero nada de los periodistas. No pretendo que sean “leídos” (que lean libros o intelectuales de moda), ni espero que se informen antes sobre el tema que van a escribir –que sepan qué escribieron otros periodistas antes, o cuál es el estado del conocimiento sobre un tema. Usar el archivo de notas de la editorial? Ya fue. No digo que esté bien tener un umbral de expectativas tan bajo como el mío, pero corresponde a lo que suelo encontrar en los periodistas que me contactan. Con excepciones, claro (digamos uno/a de cada tres o cuatro, lo que los convierte en excepciones….).
Por otro lado, por el tipo de revista y nota, es claro también que pretende ser un acercamiento “espontáneo” y “empático” al tema: “fui, hablé con varios negros, me enteré que existen, que los discriminan, que luchan de distintas maneras contra esta discriminación –aunque sólo conté las más obvias y chabacanas. No me interesaron otras visiones que no sean las de los protagonistas ni lo que otros periodistas escribieron antes sobre el tema.”
(Debajo de este texto, brindo una pequeña referencia de los antecedentes del periodista y de su manera de ver el periodismo. No intenta ser una crítica -ya que hasta me parece interesante- sólo para explicar por qué esta nota sale como sale y quizás ver los problemas de esta perspectiva. Como los antropólogos posmodernos que pretender salirse de su voz de autoridad sobre el tema que analizan, el periodista que intenta brindar una visión “desprejuiciada” de la realidad termina, inevitablemente, recortando las experiencias y visiones de sus entrevistados y acomodándolas dentro de un relato que muestra lo que él considera desprejuiciado, relevante, natural. Se logra así una visión “desprejuiciada” o, prejuiciada? La parcialidad inevitable se trasciende con más información o con menos sobre aquello de lo que escribo?).
Por un lado, celebro cualquier nota de siete páginas sobre las personas afro- en Argentina (como dije, está difícil hablar de raza en Buenos Aires: afrodescendientes, afro-argentinos, negros?) y sobre la discriminación que sufren.
Por otro, no me parece bien que una nota (cuantitativamente) importante que habla de la invisibilización y la discriminación que sufren los negros no aparezca anunciada en la tapa de la revista. Al editor le parece poco importante el tema?
Aunque quizás menos enfáticamente que Nicolás, concuerdo en que los protagonistas de la nota fueron “negreados”. Creo haber escuchado hace muchos años ya la expresión “tal me negreó” o “no me negrees” de boca de Juan Carlos Pinedo, un afroargentino que en la época (fines de los 80s) era uno de los más activos militantes en el Movimiento Afroamericano. No sé si es una expresión extendida, pero significaba algo así como “no me trates como a un negro” o “no me trates como los blancos (argentinos) tratan a los negros”, en fin, diría, “no creas que lo que soy se define por el color de mi piel”. No estoy del todo seguro de mi interpretación de la frase, pero de ser correcta la expresión transmitiría un insight interesante: aunque uno no discrimine, igual puede estar tratando a una persona de manera de continuar con la imagen negativa y la posición subordinada que tiene en la vida cotidiana. Diría que, para la experiencia argentina, ésta era (y quizás continúa siendo) la forma más común de “mantener a los negros en su lugar” –de negros. A través de la burla, el menosprecio, el mostrarlos o creerlos “conventilleros”, con poca cultura, poco confiables, en suma, quilomberos, que hacen “cosas de negros”.
Aunque ahora con un signo positivo (como corresponde al periodismo border, ver abajo), ésta parece ser un poco la imagen que se desprende de la nota. Cualquiera que la lea va a creer que Isa Soares es sólo “una negra discriminada que no se calla la boca”, obviando el hecho nada menor que fue la precursora e impulsora de una movida cultural ya masiva e importante en la ciudad. Sin minimizar el aporte también muy importante de Telma Meirelles y otras profesoras, no se podría entender el impresionante desarrollo local de la danza afro sin el trabajo inagotable y las dotes humanas y de maestra de Isa. Pero sus múltiples logros docentes y artísticos no aparecen en la nota, que sólo resalta sus peleas reivindicativas en su consorcio. Algo similar sucede con Diego Bonga, otro pionero indispensable de la cultura afro en el país, cuya tarea de promoción cultural y activismo de dos décadas son casi ignorados a favor de su estado febril y su probable desalojo. Lo mismo se puede decir para el incansable activismo militante de Miriam, o de Pocha (éste sí, algo más reivindicado..)
Está bien, quizás en un primer acercamiento “desprejuiciado” y desprevenido al tema, lo primero y lo único que aparezca sea la discriminación. Sin duda una parte importante de la experiencia de cualquier persona afro-algo en Buenos Aires, pero que está lejos de definir o agotar la experiencia vital de los individuos retratados en la nota, todos ellos activistas culturales o militantes políticos de larga data. Todos sus logros y luchas quedan ignorados bajo el relato de las instancias en que fueron discriminados, y, sobre todo, de sus reacciones individuales ante ellas. Sus esfuerzos colectivos, que son más y sin duda más importantes, casi no aparecen en el relato. Casi al mismo tiempo en que se realizaba una actividad importante como era La Diáspora Africana en Movimiento, que mostraba parte de lo mucho e importante realizado hasta ahora -emprendimiento que no merece una línea en la nota.
En suma, una visión algo miserabilista de unos actores que, pese a las dificultades de todo tipo que encuentran, desarrollan una lucha reivindicativa fundamental y han dejado una huella cultural importante en la Argentina actual que esperemos en algún momento les sea reconocida adecuadamente.

Sobre Cicco:
“El periodista antes conocido como Emilio Fernández Cicco trabajó en Noticias y ahora está en Newsweek. Escribe para varias revistas de acá y de afuera, como Gatopardo. Publicó dos libros: una biografìa de Julio Cortázar y otra de Rodrigo, el potro cuartetero cordobés que se tomó hasta su fama. Cicco dice que su estilo es el periodismo border. Por eso, para escribir sus notas y crónicas, se convirtió en sepulturero en el cementerio de la Chacarita, fue a cazar y a jugar a la canasta con señoras bien, hizo de sparring de boxeo y hasta actuó en una película porno.”
Fuente:
http://eblog.com.ar/1280/el-mundo-le-queda-cicco/

Sobre su visión del periodismo:
Cicco reivindica y propone el periodismo border , que para él sería “una forma de narrar los hechos con pautas personales, desprejuiciadas, desencantadas.” El periodista border, según su visión, “no lee los diarios excepto para zambullirse en su historia, lo cual le permite un abordaje descontaminado, auténtico, un golpe de lanza que va desde la ignorancia al conocimiento, un viaje de iniciación que todo lector agradece. El border se especializa en la no especialización y sigue una de las premisas de G. I. Gurdjieff, el místico ruso: “No hay nada más imbécil, que un hombre inteligente”. “
Estas citas, así como la visión de Cicco del periodismo border, se encuentran en:
http://tomashotel.wordpress.com/2006/11/16/heptalogo-del-periodismo-border/
Fuente de las imágenes: revista Todo es Historia 393, abril del 2000.