sábado, 7 de junio de 2008

Ancestralidad y Arte (I)

Voy a aprovechar un material que Juan Batalla, amigo y artista plástico colocó en su blog, para "intervenirlo" (básicamente, robarlo y colocarlo en otro orden, con otras fotos) y ponerlo en diálogo con otra producción artística (en este caso brasilera) sobre los Egungún, el culto a los ancestros que se practica en unos pocos templos en Bahía.
Gracias a los buenos oficios de Julio Braga, antropólogo, iniciado y ahora pai de santo con terreiro propio, tuve la suerte de asistir a dos ceremonias en el terreiro madre del culto a Egungún, en Ponta de Areia, Itaparica, hace ya muchos años. Escríbi un texto sobre esta experiencia que apareció en la revista Alafia, editada por el templo de la mae Nélida de Oxum y el pai (ahora babalao) Carlos Corbo. Espero encontrarlo algún día y subirlo al blog. Es una experiencia muy bella y muy fuerte, y sin duda una gran inspiración para su recreación artística.
Primero transcribo el texto de Juan (que acaba de aparecer en la revista Tse Tse) ilustrado con fotos de egungunes Yorubás. Luego coloco la segunda parte del texto, sobre la exposición "Igbalé", fuertemente inspirada en este culto, con sus correspondientes fotos. Por último, en una tercera entrada, colocaré trabajos de una artista brasilera sobre el mismo tema. Exposición de Egungún (del blog de Milton Acosta de Xangô, ignoro la procedencia original)
(Texto de Juan en la revista Tse Tse 18/19, se consigue, con las fotos correspondientes -no éstas- en las librerías porteñas)
Me puso muy contento que haya salido la nueva revista Tse -Tse. Dirigida por Reynaldo Jiménez con Gabriela Giusti y Carlos Riccardo, creo que es siempre inspiradora y me ha hecho conocer a un montón de poetas y creadores en cada una de sus ediciones. En este número salió una nota que armamos hace ya mucho tiempo en la que hablo de Igbalé, la muestra que hice en la galería de Loreto en 2005, y en especial al sustrato ritual que la generó.
Me reencontré con lo que escribí entonces; acá está:
El igbalé es el bosque de los ancestros dentro del universo del candomblé bahiano, práctica que involucra mis fuerzas desde hace ya bastante tiempo. Dentro de un tejido atravesado, en parte, por muchos silencios, acaso el que circunda al igbalé sea el más abisal de ellos. Así que la propuesta hecha a Dany Barreto y a mí de asistir a la celebración de Egungún resultó una deferencia muy grande de parte de Pai Balbino, máxime teniendo en cuenta que él mismo no asistiría. Pero dispuso todo para que fuésemos seguros y una tarde cruzamos en ferry hacia la isla de Itaparica guiados por dos de sus hijos de santo. La práctica de Egungún está afincada tradicionalmente en esta isla, según sabemos, desde mediados del siglo 19, cuando fue introducida desde África. Es reciente y polémica su expansión por candomblés de Salvador, Río, Recife y otras partes de Brasil.
Itaparica es, claro, sitio contrastado. Club Med, franja turística y discotequizada; y tras la espesura de un mato cerrado Ponta de Areia. Para llegar hubo que sospechar un sendero y atender al coral que surge del matorral y saluda al paso. Cuentan que Mae Senhora, mujer legendaria del candomblé, llegaba a veces desde Salvador para asistir a la fiesta de los eguns. Y que dada la importancia de la visita el camino por el mato lo realizaba suspendida en un trono que portaban los habitantes de Ponta de Areia.

Egungún en Oyotunji Village, South Carolina, EEUU

Candomblé, y candomblé de eguns, son situaciones que precisan de un inmenso apego al orden jerárquico. Por eso fuimos presentados a quienes correspondía durante la tarde que precedió a la fiesta. Los comentarios fragmentarios sólo aumentaban el volumen de interrogaciones que pendían sobre la fiesta y el comportamiento que era esperado que observásemos. Como analogía con la mayoría de las fiestas de candomblé, pensé que sería bueno portar un presente de alcohol. Había una mujer que a esas alturas hablaba a mi oído como una real radio, junto a su hija muda que emitía sonidos ininteligibles. Más tarde Babá Egún se comunicaría con voces no menos extrañas. Le pregunté a ella acerca de cuál sería la elección más adecuada de bebida. Me aseguró que debía comprar cognac en un único almacén tras el morro. Al volver con la botella nuestros guías desaprobaron con sorna la idea: "Babá Egun vai ficar chato com esse presente". Era mejor llegar con las manos vacías que con bebidas alcohólicas que pudiesen sugerir un comportamiento excesivo por parte de los ancestros. Volví al almacén y cambié el cognac seguramente incendiario por unas cervezas que bebimos con la cena que nuestros amigos habían preparado en una casa. Éramos invitados honoríficos y no era posible salir de ese rol. Esto significaba porciones algo mayores de los magros peixes vermelhos y un rato de descanso en dos diminutas camas antes de bajar al terreiro. El camino ya lo habíamos andado a la tarde. Abundaba en árboles en los que los pobladores de Ponta de Areia aseguraban que habitaban encantados. Las crianças pequeñas ya desaparecían en los interiores de las casas pintadas de celeste o rosa. Se fueron escalonando las esperas. Preparativos interminables y recorridos desde unas casas hasta otras. Siempre las presentaciones, los pedidos de bençaos. Se había dictaminado que debíamos llegar al terreiro con la comitiva que dirigían el jefe de otro terreiro y una mae hija de Iansá. Afuera de las casas se abroquelaban mesas y sillas, y tras las ventanas acumulaciones de botellas de cerveza y de pinga.

Traje de Egungún Yoruba

Sobre la fiesta de eguns, nuestro amigo Robert Farris Thompson escribió lo siguiente: "Como un vislumbre de fantasmas en paños brillantes, los enmascarados Egungún inmortalizan a los muertos importantes. El vestido se vuelve ser abstracto. El traje de Egungún transforma al enmascarado en un espíritu ululante y sin rostro. Inviste de una vitalidad animal que transforma piel, voz, acento. Ninguna teoría explica su complejidad." (1)

Pierre Fatumbi Verger describió a su vez el acontecimiento: "Considérase que las almas de los muertos vuelven a la Tierra, en ciertas familias, bajo la forma de Egungún. Aparecen bajo bellos paños, decorados con retazos bordados y adornados con buzios y lentejuelas. Sociedades estrictamente reservadas a hombres cuidan de esos Egungún, invocándolos durante las ceremonias en las que los muertos de la familia deben ser honrados. Los Egungún, saliendo del igbalé, vienen a saludar a sus descendientes con voz ronca y profunda, garantizándoles su protección y prodigándoles bendiciones. Danzan de buen grado al son de los tambores batá y ogbon. Se piensa que el contacto de las telas de los Egungún es fatal para los seres vivos y por eso los mariwó y los ojé, miembros iniciados de la sociedad, los acompañan siempre, empuñando largas varas (isan) para alejar a los imprudentes. En contraposición se considera benéfico al viento provocado por los paños cuando Egungún danza girando". (2)

Traje de Egungún Yoruba (II)

La ceremonia de Egungún tiene la banda de sonido más impresionante. Percusión demoledora y voces que disparan hacia otros pliegues de la realidad. Pero antes de la llegada de los ancestros hay baile para los Orixás. Al terminar llega el servicio para Babá Egún: un chivo, gallinas, flores, agua, frutas, acarajé, dulces. Tras la limpieza y los llamados insistentes, aparecen las primeras formas. Son espíritus no evolucionados. Están cubiertos por telas con dibujos desagradables. Se los aleja con violencia. A poco comienzan a llegar los deseados ancestros. Comienzan su danza y el lugar, en el que habría unas 150 personas y en el cual éramos los únicos invitados, queda cerrado. sólo se podrá salir acompañados por los iniciados con las varas capaces de mantener a raya a los no evolucionados. "Allí no hay persona humana bailando". "Sólo el viento". Eran ideas que hubieran bastado para abastecer de pesadillas toda mi infancia, de haberlo oído entonces. Llegan espíritus de gente que ellos conocen. La abuela Rosa, el tío Netinho. Hablan con voces de ultratumba en Yoruba arcaico. El calor máximo, la compresión, y el entendimiento termina por trasladarse a otros centros de captación del organismo. De ello, de la chorrera de nociones, sólo puede hablar, en caso de que lo haga, mi obra plástica. El momento adecuado para emerger fue claro. La cerveza, necesaria para entrar a la fiesta paralela de la gente afuera. Con el amanecer, tiempo para más minutos de aquellas camas minúsculas. Pero el calor imperativo y el cuarto mal ventilado espinaron el posible descanso. Salí e intenté secar el pecho sudado exponiéndolo al fresco azulado. Aún la tormenta de tambores llegaba desde el terreiro. Alguien me forzó a volver al interior. Decía que en la noche de Egungún el viento trae cosas peligrosas, que era estúpido exponerse a esas cosas de muertos. A poco las crianças volvían a jugar y el sol trepaba tras el vértigo de los enormes árboles. Se oían salvas que cerraban la ceremonia hasta la noche. Tres noches tendrían los ancestros para visitar la aldea.

Traje de Egungún brasilero

(1) "Face of the Gods", Robert Farris Thompson. The Museum for African Art / Prestel, 1993.

(2) "Saída de iao", Pierre Verger. Axis Mundi Editora / Fundaçao Pierre Verger, 2002.

Fuentes de las fotos:
Egungun yoruba
www.imamuseum.org/.../artwork/490?highlight=196
Egungun yoruba 2
www.ncartmuseum.org/.../african/yoruba_lrg.shtml
Egungun en Oyotunji Village
www.cultural-expressions.com/poetry/iku.htm
Egungun brasilero
afefe-iku.blogspot.com/
Trajes de egungunes en exposición
http://egbetibaayin.blogspot.com

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